martes, 23 de diciembre de 2014

Y un año mas NAVIDAD



He vivido estas fiestas desde la magia de la infancia... la ilusión de la juventud... la gratitud de la madre... y ahora, cercana ya a los 60, la del convencimiento de que el amor esta presente en todos.. porque todos somos amor.

Un dia sentí que todos somos hermanos, que los míos no son solo mi familia, mis amigos o mi entorno, país o raza... los míos somos todos y todo. Unos me son más cercanos...y a otros no logro comprenderlos. Si todos somos uno... todos participamos de todos y todo... si todos somos Uno y este Uno es amor... el Amor reside en todos y todo.

Soy capaz de amar y de dar amor...y sin embargo ¿siempre lo manifiesto?... algunas veces si y otras no ¿Me comprenden a mi los demás?... algunas veces si y otras no. ¿Me respetan a mi los demás?...algunas veces si y otras no. El mundo es un reflejo nuestro, no somos tan distintos.

 Un abrazo sincero, una mano que se coge a otra mano para apoyarla y darle fuerzas, una sonrisa que sale del alma... son un lenguaje universal que entendemos todos... y que en algún momento todos necesitamos. Me duele no poder ofrecerlos a todos los que los necesitan.
Me duele el dolor anónimo de los que creen que no importan a nadie o de los que nadie sabe de su dolor... y me duele la rabia y la ignorancia de los crueles... de los que teniéndolo aún no han logrado manifestar el amor que son.

Al igual que encontramos lógico que un niño tenga dos años y al mismo tiempo otro tenga seis... igual de lógico es que unos estén mas dormidos que otros y que su comportamiento lo manifieste.

No digo con esto que el dañar a otros es bueno, que la ignorancia y la crueldad sean aceptables... lo que digo es que comprendo que todos manifestamos nuestro grado de evolución. Afortunadamente hay mucha más "buena gente" que gente perdida y rabiosa.

Un día comprendí que hasta el peor de los peores entre nosotros tiene su función. Nuestra realidad no es la realidad. Nuestra percepción del mundo no es el mundo. Estas personas...tanto da que dañen a sus semejantes como al entorno... cumplen la función de enfrentarnos a algo que sabemos que no es bueno y que hemos de parar.
Cuesta mucho porque atacan con toda su fuerza...no se paran ante nada... nos ponen a prueba constantemente...y nosotros muchas veces o les tenemos miedo o nos hacemos una coraza y nos decimos que si nosotros estamos a salvo... que se le va ha hacer.

Mientras reaccionemos así... lo que demostramos es que aun no hemos alcanzado el estadio de manifestar el amor propio y ajeno.
Una persona que se ame no tolera que se dañe a nadie, una persona que se ame no se deja asustar por el tirano de turno. Una persona que se ame...por más difícil que sea...sabe que a quien ha de rendir cuentas es a si misma ...y que si su comportamiento le avergüenza es mucho peor que enfrentar la situación. Una persona que se ame no actúa bien por miedo al castigo o por destacar... una persona que se ame actúa bien porque es así.

Es desde el conocimiento y no desde la represión o la exclusión donde lograremos  mejorar "nuestro mundo" hagamos que todos los días sean navidad...hagamos que el amor que en estas fechas sentimos mas cercano se manifieste en nosotros por siempre. Ver con los ojos del amor es comprender mucho mas y al comprender podemos mejorar :-)

Feliz navidad, para mi, hoy significa paz en mi alma, gratitud por tener consciencia, alegría de vivir , y hermandad con todos y todo. Cuando nuestro espíritu rebosa amor además de sentirnos muy dichosos, compartimos con inmensa alegría este sentimiento.
Si somos capaces de amar mas desinteresadamente en navidad... hagamos de esta excepción la norma y amemos así todo el año.
Ante alguien que sufre...si no se puede hacer nada por evitarle ese sufrimiento... regalemosle una sonrisa, una mano firme a la que asirse, un abrazo cálido o escuchemos sus lamentos y ella se sentirá reconfortada... y nosotros útiles.

Recordemos que nada de lo que vivimos es gratuito. Algunas veces... las más... necesitamos sufrir para comprender. Se que no se nos da ni un gramo más de dolor que el necesario para llegar a aprender lo que tengamos que aprender... ni uno más ni uno menos. La finalidad es aprender no forjar ignorantes. Estamos aprendiendo a manifestar el amor que somos.

El dolor de los inocentes es una muestra de nuestra ignorancia pues entre todos lo hemos permitido... no hemos alcanzado aún la suficiente sabiduría para lograr protegerles.
La suma de todas las energía del mundo se refleja fielmente en el momento planetario que vivimos.
En esta navidad yo siento un amor inmenso por todos y por todo...y me siento muy agradecida por poder ser consciente de ello.

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lunes, 22 de diciembre de 2014

Ocurrió en Paris



Ocurrió en París, en una calle céntrica aunque secundaria. 
Un hombre, sucio y maloliente tocaba un viejo violín. Frente a él y sobre el suelo estaba su boina, con la esperanza de que los transeúntes se apiadaran de su condición y le arrojaran algunas monedas para llevar a casa.
 El pobre hombre trataba de sacar una melodía, pero era imposible identificarla debido a lo desafinado del instrumento y a la forma displicente y aburrida con que tocaba.

 Un famoso concertista, que junto con su esposa y unos amigos salía de un teatro cercano, pasó frente al mendigo musical. Todos arrugaron la cara al oír aquellos sonidos tan discordantes. Y no pudieron menos que reír de buena gana. 
La esposa le pidió al concertista, que tocara algo. El hombre echó una mirada a las pocas monedas en el interior de la boina del mendigo, y decidió hacerlo. 
Le pidió el violín, y el mendigo musical se lo prestó con cierto resquemor. 
Lo primero que hizo el concertista fue afinar sus cuerdas.
 Y después, vigorosamente y con gran maestría arrancó una melodía fascinante del viejo instrumento. 

Los amigos comenzaron a aplaudir y los transeúntes comenzaron a arremolinarse para ver el improvisado espectáculo. Al escuchar la música, la gente de la cercana calle principal acudió también y pronto había una pequeña multitud escuchando arrobada el extraño concierto. 
La boina se llenó no solamente de monedas, sino de muchos billetes de todas las denominaciones. 

Mientras el maestro sacaba una melodía tras otra, el mendigo musical estaba aún más feliz de ver lo que ocurría y no cesaba de dar saltos de contento y repetir orgulloso a todos: " ¡¡Ese es mi violín!!¡¡Ese es mi violín!!". Lo cual, por supuesto, era rigurosamente cierto. 

La vida nos da a todos un violín, que son nuestros conocimientos, habilidades y aptitudes. Y tenemos libertad para tocar ese violín como nos plazca. 
Algunos, por pereza, ni siquiera afinan ese violín. No perciben que hay que prepararse, aprender, desarrollar habilidades y mejorar constantemente nuestras aptitudes si hemos de dar un buen concierto. Pretenden una boina llena de dinero, y lo que entregan es una discordante melodía que no gusta a nadie.

Pero hay una segunda lectura de esta historia. 
Si. ha todos se nos da un violín que suena bien cuando esta bien afinado...pero no es por pereza que unos logran bellas melodías y otros lo descuidan y no se motivan.

Todos tenemos el potencial, todos acabaremos siendo virtuosos violonchelista... solo se precisa tiempo para que cada uno a su ritmo vaya comprendiendo lo que hacer con el maravilloso violín que se le ha dado. Se nos da todo el tiempo del mundo para aprenderlo... nadie quedara fuera... quien nos regalo el violín se aseguro de ello :-) Mientras tanto seamos pacientes con los que lo tocan peor que nosotros... al igual que lo son con nosotros los más avanzados.


viernes, 19 de diciembre de 2014

Reencuentro en navidad



El nuevo sacerdote, recién asignado a su primer ministerio pastoral para reabrir una iglesia en los suburbios de Brooklyn, New York, llegó a comienzo de octubre entusiasmado con su designación.


 Cuando vio la iglesia se encontró con que estaba en pésimas condiciones y requería de mucho trabajo de reparación. 
Se fijó la meta de tener todo listo a tiempo para oficiar su primera Misa en la Nochebuena. Trabajó arduamente, reparando los bancos, rebozando las paredes, pintando, etc., y para el 18 de diciembre ya habían casi concluido con los trabajos, adelantándose a su propia meta.

 Pero el 19 de diciembre cayó una terrible tormenta que azotó la zona durante dos días completos. 

El día 21 el sacerdote fue a ver la iglesia. Su corazón dio un vuelco cuando vio que el agua se había filtrado a través del techo,causando una gotera enorme en la pared frontal, exactamente detrás del altar, dejando una mancha y un destrozo como a la altura de la cabeza. 
El sacerdote limpió el suelo, y no sabiendo que más hacer, salió para su casa. 

En el camino vio que una tienda local estaba llevando acabo una venta de liquidación de cosas antiguas, y decidió entrar. Uno de los artículos era un hermoso tapiz hecho a mano, color hueso, con un trabajo exquisito de aplicaciones, bellos colores y una cruz bordada en el centro. 
Era justamente el tamaño adecuado para cubrir el hueco en la pared frontal. 
Lo compró y volvió a la iglesia. 
Ya para ese entonces había comenzado a nevar. 
Una mujer mayor iba corriendo desde la dirección opuesta tratando de alcanzar el autobús, pero finalmente lo perdió. El sacerdote la invito a esperar en la iglesia,donde había calefacción, pues el siguiente autobús tardaría 45 minutos en llegar. 
La señora se sentó en el banco sin prestar atención al sacerdote, mientras este buscaba una escalera y ganchos para colocar el tapiz en la pared. 

El sacerdote estaba muy satisfecho de lo bien que quedaba, y de cómo cubría toda la superficie estropeada. Entonces vio que la mujer venía hacia él, desde el pasillo del centro. 

Su cara estaba blanca como una hoja de papel: "Padre, ¿dónde consiguió usted ese tapiz?". El sacerdote se lo explicó. 

La mujer le pidió que le permitiera ver la esquina inferior derecha para ver si las iniciales EBG aparecían bordadas allí. 
Sí, estaban. Eran las iniciales de aquella mujer, y ella había hecho ese tapiz 35 años atrás en Austria. 
La mujer apenas podía creerlo cuando el sacerdote le contó cómo acababa obtener el tapiz.  

La mujer le explicó que antes de la guerra ella y su esposo tenían una posición económica holgada en Austria. Cuando los nazis llegaron decidieron exiliarse. Ella marcho primero. Su esposo debía seguirla la semana siguiente. Ella fue capturada, enviada a prisión y nunca volvió a ver a su esposo ni su casa. 

El sacerdote ofreció regalarle el tapiz, pero ella lo rechazó diciéndole que era lo menos que podía hacer. Se sentía muy agradecida pues vivía al otro lado de Staten Island y solamente estaba en Brooklyn por el día para un trabajo de limpieza de casa.
El sacerdote le pidió sus señas, con idea de hacerle llegar el tapiz unos días después. 

En la Misa de la Nochebuena la iglesia estaba casi llena. La música y el espíritu que reinaban eran increíbles. Al final, el sacerdote despidió a todos en la puerta y muchos expresaron que volverían. 
Un hombre mayor, que el pastor reconoció del vecindario, seguía sentado en uno de los bancos mirando hacia el frente, y el sacerdote se preguntaba por qué no se iba.

 El hombre le preguntó dónde había obtenido ese tapiz que estaba en la pared del frente, porque era idéntico al que su esposa había hecho muchos años atrás en Austria antes de la guerra, y no entendía cómo podía haber dos tapices tan idénticos. 
Le relató cómo llegaron los nazis y cómo el forzó a su esposa a irse, para la seguridad de ella, y cómo él no pudo seguirla, pues fue arrestado y enviado a prisión. Nunca volvió a ver a su esposa ni su hogar en todos aquellos 35 años. 

El sacerdote le preguntó si le permitiría llevarlo con él a dar una vuelta. 
Se dirigieron en el coche hacia Staten Island, hacia la casa de aquella mujer que estuvo tres días atrás en la iglesia.

Subieron los tres pisos de escalera que conducían al apartamento de la mujer, llamaron a la puerta y presenció el más hermoso encuentro de Navidad que pudo haber imaginado.
autor desconocido.


jueves, 18 de diciembre de 2014

El ladrillazo


Un joven y exitoso ejecutivo pasaba a toda velocidad en su Jaguar último modelo, con precaución de esquivar un chico que hacía señas en la calle.
 Sin mirarle, y sin bajar la velocidad, pasó junto a él. 
Sintió un golpe en la puerta. 
Al bajarse, vio que un ladrillo le había estropeado la pintura de la puerta de su lujoso auto. 

Agarró por los brazos al chiquillo, y le gritó: 
¿Qué rayos es esto?
 ¿Por qué haces esto con mi coche? 
Y enfurecido,continuó gritándole:
 ¡Es un coche nuevo, y ese ladrillo que lanzaste te va a costar caro!
 ¿Por qué lo hiciste?

 "Por favor, Señor, por favor, lo siento mucho. 
No sé qué hacer. Lancé el ladrillo porque nadie paraba...". 
Las lágrimas bajaban por sus mejillas, mientras señalaba hacia un lado: 
"Es mi hermano. 
Se descarriló su silla de ruedas y se cayó al suelo y no puedo levantarlo"
Sollozando, el chiquillo le preguntó:
 "¿Puede usted, por favor, ayudarme a sentarlo en su silla? Se ha hecho daño. Y no puedo con él, pesa mucho para mí solo."

 Visiblemente impactado por las palabras del chiquillo, el ejecutivo tragó saliva. 
Emocionado por lo que acababa de pasarle,levantó al joven del suelo y lo sentó en su silla nuevamente. Sacó su pañuelo para limpiar un poco las cortaduras y la suciedad de las heridas del hermano de aquel chiquillo. 
Comprobó que se encontraba bien, y el chiquillo le dio las gracias con una sonrisa que nadie podría describir. 
"Dios le bendiga, señor. Muchas gracias." 

El hombre vio como se alejaban, el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano, hasta llegar a su humilde casa. 

El ejecutivo no ha reparado aún la puerta del auto, manteniendo la ralladura que le hizo el ladrillazo. Le recuerda que no debe ir por la vida tan de prisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que preste atención. El ladrillo le humanizo, le hizo consciente.




miércoles, 17 de diciembre de 2014

El hombre que plantaba árboles



El hombre que plantaba árboles

En 1913 tuve la oportunidad de hacer un largo recorrido a pie por los parajes montañosos de la antigua región donde los Alpes penetran en Provenza. 
Eran tierras desérticas, toda la tierra aparecía estéril y opaca. Nada crecía allí salvo alguna pobre vegetación silvestre. Sólo encontré sequedad y una aldea abandonada. 
Finalmente, entre tanta soledad, vi a un pastor con treinta ovejas echadas cerca de él sobre la tierra calcinada. 
Era un hombre de pocas palabras en medio de un paraje desolado. Vivían también algunas familias bajo aquel riguroso clima, en medio de la pobreza y de los conflictos provocados por el continuo deseo por escapar de allí.

Aquel pastor tenía 55 años y se llamaba Elzéard Bouffier. Usaba como bastón una vara de hierro. Con su punta hacía un hoyo en el que plantaba una bellota y luego lo rellenaba. Había plantado un roble. Plantó así hasta 100 bellotas con muchísimo cuidado. Llevaba tres años plantando árboles en ese desierto. Había plantado ya 100.000. De éstos, unos 20.000 habían germinado. De los 20.000, esperaba perder la mitad a causa de los roedores o el mal clima.Aún así, quedarían 10.000 robles donde antes no había nada.
Vino la guerra de 1914, y a su término volví a aquel lugar. Aquel pastor seguía extremadamente ágil y activo. 
Los robles tenían diez años y eran más altos que un hombre. Era un espectáculo impresionante. Formaban un bosque de once kilómetros de largo y tres de ancho.
 Y todo aquello había brotado de las manos y del alma de ese hombre solo. 

Había proseguido su plan, y así lo confirmaban las hayas, que llegaban a la altura del hombro y que se encontraban esparcidas tan lejos como la vista podía abarcar. También había plantado abedules en todos los valles donde había adivinado acertadamente que había suficiente humedad.
La transformación había sido tan gradual, que había llegado a ser parte del conjunto sin provocar mayor asombro. 
Algunos cazadores que subían hasta estas tierras yermas en busca de liebres o jabalíes, habían notado, por supuesto, el repentino crecimiento de arbolillos, pero lo habían atribuido a algún capricho de la tierra. 
Esa fue la razón por la que nadie se entrometió en el trabajo de Elzéard Bouffier. 
En 1935, las lomas estaban cubiertas con árboles de más de siete metros de altura. 

Recordando el desierto que era esa tierra en 1913 pude observar que el trabajo intenso realizado en forma metódica y tranquila, el vigoroso aire de la montaña, una vida frugal y, sobretodo, una gran serenidad de espíritu habían dotado a este viejo con una salud asombrosa.
Vi por última vez a Elzéard Bouffier en junio de 1945. Tenía entonces 87 años. Sólo el nombre familiar de una aldea me pudo convencer de que realmente estaba en una región que anteriormente había sido un paraje desolado. 
El autobús me dejó en Vergons. En 1913, este caserío de 10 ó 12 casas tenía tres habitantes que vivían de la caza con trampas y que física y moralmente estaban muy cerca del hombre primitivo. 
Ahora todo había cambiado, incluso el aire. En vez de los vientos secos y ásperos que recordaba, soplaba una suave brisa cargada de aromas del bosque. Se habían restaurado las casas, y ahora estaban rodeadas de jardines,donde crecían flores y verduras. Había matrimonios jóvenes. Aquel lugar se había convertido en una aldea donde era agradable vivir. 
Desde ahí me fui caminando. En las faldas de la montaña vi pequeños campos de cebada y centeno. Al fondo del angosto valle, las praderas comenzaban a reverdecer. En lugar de las ruinas que había visto en 1913, ahora se levantaban campos prolijamente cuidados, dando testimonio de una vida feliz y confortable. Los viejos arroyos, alimentados por las lluvias y nieves que conservan los bosques, corren nuevamente gracias a que sus aguas han sido canalizadas. 
La gente de las tierras bajas, donde el suelo escaro, se ha instalado aquí, trayendo juventud, movimiento y espíritu de aventura. A lo largo de los caminos, se encuentran hombres y mujeres vigorosos, niños que pueden reír y que han recuperado el gusto por los paseos. Si se cuenta la primitiva población –irreconocible ahora– que vive con decencia, más de 10.000 personas deben a Elzéard Bouffier gran parte de su felicidad. 

Un hombre solo, armado únicamente con sus recursos físicos y espirituales, fue capaz de hacer brotar esta tierra de Canáan en el desierto. 
A pesar de todo, la humanidades es admirable; y cuando valoramos la inagotable grandeza de espíritu y la benevolente tenacidad que implicó obtener este resultado, solo queda llenarse de inmenso respeto hacia ese campesino viejo e iletrado, que fue capaz de realizar un trabajo digno de Dios.
Elzéard Bouffier murió pacíficamente en 1947-

Nunca despreciemos el poder de nuestras fuerzas, si nos empeñamos, si aplicamos perseverancia... podemos construir un cielo o un infierno. Es cuando dirigimos nuestros esfuerzos en diferentes direcciones cuando no conseguimos un poderoso resultado. Muchas veces dudamos y cambiamos nuestro rumbo...y como lo hacemos continuamente acabamos cansados y frustrados. Elzéard era una persona humilde y generosa, no pensó en su beneficio sino en lo que podía hacer para mejorar aquellos lugares... Te imaginas que mundo dejaríamos a nuestros descendientes si hiciésemos lo mismo? No hace falta plantar bosques...con embellecer con respeto nuestro entorno, con dejar de ser agresivos con la naturaleza, con sonreír a las personas que se cruzan en nuestro camino... podemos lograr un profundo cambio.

martes, 16 de diciembre de 2014

¿Por qué hoy?



Camino del instituto


Iba camino del instituto para un ensayo, cuando pasé ante la casa de Dave, que había sido mi mejor amigo antes de rechazarme porque yo había dejado las drogas. 
No sé cómo se me ocurrió entrar a despedirme de él, pues estaba a punto de terminar los estudios.

Dave bajaba por la escalera con su abrigo, pero me invitó a subir. 
Al principio la situación resultó muy tensa, pero después empezamos a hablar y hablar y reír y a contarnos todo tipo de anécdotas. 
Lo que iba a durar 15 minutos duró más de dos horas. ¡Nunca llegué a mi ensayo!
—Pero Dave, tú ibas a salir, le dije al fin.
De repente cambió su expresión.
—¿Por qué has venido esta noche?, me preguntó.
—Sólo para despedirme.
—Pero, ¿por qué esta noche precisamente?
—Pues... no lo sé.
Me enseñó una soga de dos metros con un nudo corredizo.
—Iba a ahorcarme.Rompió a llorar y me pidió que rezara por él. 

Nos abrazamos y empecé a rogar por él en aquel mismo instante. De camino a casa le dije a Dios:
—Señor, yo no sabía lo que Dave iba a hacer, pero Tú sí lo sabías, ¿verdad? Si puedes servirte de alguien como yo para ayudar a un pobre chico como Dave..., aquí estoy, Señor,úsame. (Tomado de Scott y Kimberly Hahn, "Roma, dulce hogar"


Algunas veces quedamos maravillados del resultado de un impulso completamente ilógico que hemos seguido... y de lo importante que ha sido para otros. Alguna vez me ha pasado que, necesitando una palabra de animo, esta me ha llegado de la persona... o en la forma mas inesperada...pero en el momento oportuno. Dios tiene su lógica...aunque no creamos en Él o no lo comprendamos. Dios nos da en todo momento lo que necesitamos...que no quiere decir que sea lo que queremos. Estamos aquí para aprender experimentando y todos jugamos el papel de maestros y alumnos...muchas veces sin pretenderlo. Algunas veces hasta podemos parecer un ángel a alguien a quien le hacemos un nimio favor según  nuestro parecer.


).

lunes, 15 de diciembre de 2014

La madre




La revista "National Geographic" publicó hace unos años un artículo sobre algo sucedido después de un incendio en el Parque Nacional Yellowstone de EEUU. 

Después de sofocado el fuego empezó la labor de evaluación de daños, y un guardabosques encontró una ave calcinada al pie de un árbol, en una posición bastante extraña, pues no parecía que hubiese muerto escapando o atrapada, sino que simplemente estaba con sus alas cerradas alrededor de su cuerpo. 
Cuando el asombrado guardabosques la golpeó suavemente con una vara, tres pequeños polluelos vivos emergieron de debajo de las alas de su madre, que sabiendo que sus hijos no podrían escapar del fuego, no los abandonó en ese momento crítico. 
Tampoco se quedó con ellos en el nido sobre el árbol, donde el humo sube y el calor se acumula, sino que los llevó, quizás uno a uno, a la base de aquel árbol, y ahí dio su vida por salvar la de ellos.
¿Pueden imaginar la escena? El fuego rodeándolos, los polluelos asustados y la madre muy decidida, infundiendo paz a sus hijos, como diciéndoles: "No tengáis miedo, bajo mis alas nada os pasará".
 Tan seguros estaban ahí tocando sus plumas, aislados del fuego, que ni siquiera habían salido de ahí horas después de apagado el incendio. Estaban totalmente confiados en la protección de su madre, y solo al sentir el golpe del guardabosques pensaron que debían salir.

Las personas que se creen que los otros animales no tienen sentimientos solo demuestran su ignorancia. Algún dia futuras generaciones se horrorizaran del trato que damos hoy a las otras especies. Hoy por hoy solo queda lamentar esta ignorancia y tratar a los animales que están cerca nuestro con el respeto que se merece todo ser vivo por el mero hecho de serlo.  Antes el hombre era mas despiadado que ahora...esperemos que muy pronto podamos dejar atrás esta lacra que nos empobrece a todos...a unos por la ignorancia y a los otros por no saber ponerle fin.


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Conocer y desconocer

Siempre se ha dicho que lo que desconocemos es inmenso...y que cuanto mas sabemos... mas nos damos cuenta de lo que desconocemos.
No deja de ser una frase que hemos oído muchas veces...sabemos que es cierta... pero no le damos la mayor importancia. Claro que queremos adquirir mas conocimientos... pero no es eso lo esencial.

Cada vez que damos un paso en sabiduría se nos habré todo un mundo.
Son revelaciones que teníamos a nuestro alcance y no las veíamos.

Una vez las hemos alcanzado... nos asombramos de que no hubiésemos caído en ello. vemos sus huellas por todas partes.

La información es buena... pero hay que saber usarla...comprender-la.

La sabiduría es el bien. No hay matices.
Las personas inteligentes pueden usar su inteligencia para el bien o para el mal... las personas sabias pudiendo emplear su sabiduría para el mal no lo hacen.Saben que serian los primeros perjudicados y que no habría beneficio.

Una de las curiosidades que se constatan cada vez que alcanzamos un grado más de sabiduría es que las cosas son mucho mas sencillas. Los dilemas a los que nos enfrentábamos ya no lo son... se ha despejado la duda.

Aparecen retos aún  más complejos...retos que no podíamos ni siquiera imaginar... pero ahí están. Resulta que vivíamos en un limbo de ignorancia creyendo que lo sabíamos todo.

La humildad es tomar conciencia de ello. Si, yo se...algo. Si, hay otros que parece que saben menos.... pero seguro que lo que yo desconozco es un océano inmenso y no lo veo. Cuando llegamos a esta conclusión la vanidad desaparece...y aparece la comprensión y la tolerancia. Esta visto que las virtudes son el camino hacia la sabiduría. Todo nos lleva al amor.... y siendo el amor lo mas maravilloso que podemos sentir...y lo que todos consciente o inconscientemente buscamos... casi siempre lo tenemos justo delante y no sabemos reconocerlo...aun.

Agenda de actividades presenciales y a distancia

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martes, 9 de diciembre de 2014

Antes pedia


Antes pedía... ahora ya no puedo.
¿Qué voy a pedir si ya se que lo que es lo que ha de haber?... ¿y como conformarme con la realidad que vivo dia a dia con tanta desigualdad, dolor, intolerancia...?

Un buen dilema. Mi mente no para de pensar el porque vivimos lo que vivimos. Yo soy una de los pocos afortunados del planeta...tengo techo, tengo comida, tengo ciertos conocimientos, tengo libertad, tengo salud, tengo muchas comodidades, tengo el amor de muchas personas,... ¿porque no todos pueden gozar de lo mismo?

Me duele el dolor ajeno que conozco... y aun mas me duele el de los que desconozco. Deben sentirse muy desamparados... que no importan a nadie... muchos millones de infelices que viven su sufrimiento en total anonimato.  Quisiera llegar hasta ellos para decirles que aunque quizás no pueda ayudarlos ¡si que me importan! que su dolor es un fracaso de toda la sociedad.
Me gustaría al menos abrazarlos y consolarlos... en medio del desespero una mano... un abrazo amigo ayudan, vaya si ayudan. dan calor al corazón.

Y no solo me duelen las personas que sufren... me duele el dolor que provocamos en los animales y en el planeta. Somos unos seres crueles. No respetamos la vida, nos creemos los reyes de la creación. Esto solo demuestra nuestro grado de ignorancia... la base de todos los males que padecemos.

Y entonces pienso que esta realidad es un reflejo de nuestro grado de evolución, que todo forma parte de una gran obra y que somos solo una parte del proyecto. Que mi ignorancia no me deja comprender el proceso, que lo vivo desde mi perspectiva y que nunca lo creado puede comprender al creador.
Que para crear una maravillosa pieza de porcelana el proceso pasa por temperaturas muy altas en los hornos. Y entonces no pido... pero expreso mi ferviente deseo de poder vivir en esta vida...y cuanto antes mejor... la manifestación del amor en todo su esplendor en todos y entre todos... comenzando por mi misma.

Algunas veces, mientras estoy canalizando energía con Reiki, he "volado" hacia un lugar que no se puede describir con palabras... no lo veo...solo lo siento en mi interior... y creo que aquello es el cielo.
Me reconforta mucho saber que ese lugar existe y que es nuestro destino.


viernes, 5 de diciembre de 2014

La canasta vacía... o la sabiduría siempre gana a la inteligencia



La canasta vacía
Así como una imagen vale más que mil palabras, una historia adecuada ilustra más que cien libros. 
La esposa del Faraón de Egipto había perdido muchos hijos en su vientre. Este parto, seguramente, era su última oportunidad para darle un heredero al Faraón. Rodeada de médicos y sirvientas el dolor de su vientre fue en aumento hasta que explotó en un grito de dolor liberador y, simultáneamente a su muerte, dio un parto de cinco hijos, cuatro de ellos varones y una niña. 
El Faraón crió con amor y dedicación a sus hijos, dándoles la educación de futuros gobernantes a los varones y de princesa a la hija. Pasados los años y crecidos sus hijos, el Faraón se enfrentó al dilema de escoger a su sucesor. Dado que todos habían nacido en el mismo parto, no había un primogénito a quién el derecho le correspondiese naturalmente.

Consultó con el Consejo de Ancianos: "Qué debo hacer? ¿Cómo elegir a mi sucesor? Quizás deba dividir el Imperio en cuatro reinos para ser justo con todos ellos." Los sabios respondieron:"No, majestad, dividir el Imperio implica debilitarlo y ello acarreará su destrucción. Además,usted tuvo cinco hijos y sería injusto con su hija. Lo mejor es hacer un concurso entre ellos y el que traiga el proyecto que más beneficie a Egipto, ese sea el escogido". 
Satisfecho con la sabiduría del consejo recibido, el Faraón citó a sus hijos -incluida la hija- y les dijo: "Tienen seis meses para plantear el Proyecto más beneficioso para Egipto, quién así lo haga será elegido mi sucesor." Seis meses después los cinco hijos se congregaron en el Salón del Faraón portando los varones gran cantidad de maquetas y planos, y la hija una canasta vacía. 
El Faraón escuchó por turno los proyectos. Cada cual superaba al anterior: un sistema de caminos para el Reino, un sistema de canales de riego, un sistema de silos para las cosechas, un sistema de puertos para el comercio... Era difícil pensar en uno que superase en beneficios al otro. La discusión para analizar el valor de cada uno, sin duda sería ardua, problemática y difícil. Sin embargo, al llegar el turno a la hija ésta mostró su canasta vacía y dijo: "Padre, yo traigo una canasta vacía que hoy vale tanto como las maquetas que has visto. Nadie puede decir qué obra es la mejor hasta no verla hecha y, para ese entonces el contenido de mi canasta podría superar en valor a cualquiera de ellos." Todos quedaron sorprendidos por el enunciado, pero el Faraón y el Consejo de Sabios estuvieron de acuerdo en que discutir el valor de los proyectos no tenía más sentido que discutir el valor del contenido de una canasta vacía.
 Entonces la solución fue obvia: los recursos del reino se emplearían para el desarrollo de los proyectos durante dos años y, al cabo de ese tiempo se analizaría el beneficio real de cada obra para el Reino. 

Pasaron los dos años de febril actividad y llegó el momento de presentarse al Salón del Trono. Cada uno de los hijos venía orgulloso con gran cantidad de documentos y asesores para demostrar que su obra había sido la más beneficiosa al Reino. Y la hija llegó con su canasta vacía. 
A su turno, cada hijo expuso el valor de las obras hechas: cómo ahora el sistema de riego había aumentado las cosechas, cómo el sistema de caminos permitía que esas cosechas llegasen hasta el último rincón del Reino, cómo el sistema de silos permitía almacenarlas de modo limpio y seguro, cómo los nuevos puertos eran fuente de comercio y prosperidad.
 
Al llegar el turno de la hija, esta señaló su canasta y dijo: "Padre, tal como lo anuncié, el tiempo me permitiría dar valor al contenido de esta canasta. Ahora lo veis: gracias a mi canasta vacía el Reino tiene canales, caminos, silos y puertos. Sin ella sólo hubiésemos tenido proyectos y una larga discusión para ver cuál era el mejor sin que nunca ocurriese nada." Los cuatro hermanos se dieron la vuelta, sorprendidos y azorados, y tras un momento de vacilación se arrodillaron frente a su hermana. Y así Egipto tuvo su primera Emperatriz.  
Adaptación libre y resumida del cuento "La Canasta Vacía", de Ana María Aguado,Buenos Aires, 1998 



jueves, 4 de diciembre de 2014

¿Es bueno o es malo? el tiempo lo dira


Había una vez un campesino chino, pobre pero sabio, que trabajaba la tierra duramente con su hijo. Un día su hijo le dijo:
-Padre, qué desgracia, se nos ha ido el caballo"

 Su padre respondió: -Veremos lo que trae el tiempo...

A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo. Unos días después, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y éste, no acostumbrado al jinete, se encabritó y lo arrojó al suelo. El muchacho se quebró una pierna.
-Padre, qué desgracia, me he roto la pierna.

Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció: -Veamos lo que trae el tiempo...

El muchacho se lamentaba cada día, por su obligada falta de movilidad, por la fractura de su pierna . A los pocos días pasaron por la aldea los enviados del rey, buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Fueron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo.

El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo acaba siendo malo o bueno. 
La moraleja de este antiguo consejo chino es que la vida da muchas vueltas, y su desarrollo es a veces tan paradójico, que muchas veces lo que parece malo luego resulta bueno, y al revés. 
Hay que saber esperar, y sobre confiar en Dios, porque todo es para bien. ¡Cuántas veces los juicios apresurados e impacientes, impiden ver más alto y más lejos!




miércoles, 3 de diciembre de 2014

El hombre de la playa



Cierto día, caminando por la playa reparé en un hombre que se agachaba a cada momento, recogía algo de la arena y lo lanzaba al mar. Hacía lo mismo una y otra vez.

Cuando me aproximé, observé que lo que agarraba eran estrellas de mar que las olas depositaban en la arena, y una a una las arrojaba de nuevo al mar.

Le pregunté por qué lo hacía, y me respondió:
-Estoy lanzando estas estrellas marinas nuevamente al océano. Como ves, la marea está baja y estas estrellas han quedado en la orilla. Si no las devuelvo morirán aquí por falta de oxígeno.
-Entiendo -le dije- pero debe haber miles de estrellas de mar sobre la playa, no puedes salvarlas a todas. Son demasiadas, quizás no te des cuenta que esto sucede probablemente en cientos de playas a lo largo de la costa. ¿No estás haciendo algo que no tiene sentido?
- El hombre sonrió, se inclinó y tomó una estrella marina y mientras la lanzaba de vuelta al mar me respondió:

-¡Para ésta sí lo tuvo!


martes, 2 de diciembre de 2014

Y el dia que ya sea viejo....


El día que este viejo y ya no sea el mismo, ten paciencia y compréndeme.

Cuando derrame comida sobre mi camisa y olvide como atarme mis zapatos, recuerda las horas que pase enseñándote a hacer las mismas cosas.
Si cuando conversas conmigo, repito y repito las mismas palabras que sabes de sobra como terminan, no me interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeño para que te durmieras tuve que contarte miles de veces el mismo cuento hasta que cerrabas los ojitos.

Cuando estemos reunidos y sin querer haga mis necesidades, no te avergüences y compréndeme...  no tengo la culpa de ello, pues ya no puedo controlarlas. Piensa cuantas veces cuando niño te ayude y estuve paciente a tu lado esperando a que terminaras lo que estabas haciendo.
No me reproches porque no quiera bañarme; no me regañes por ello. Recuerda los momentos que te perseguí y los mil pretextos que te inventaba para hacerte más agradable tu aseo. Acéptame y perdóname. Ya que soy el niño ahora.

Cuando me veas inútil e ignorante frente a todas las cosas tecnológicas que ya no podré entender, te suplico que me des todo el tiempo que sea necesario y no me lastimes con tu sonrisa  burlona. Acuérdate que yo fui quien te enseñó tantas y tantas cosas. Comer... vestirte y te eduque para enfrentar la vida tan bien como lo haces... son producto de mi esfuerzo y perseverancia por ti.

Cuando en algún momento mientras hablamos me llegue a olvidar de que estamos hablando, dame todo el tiempo que sea necesario hasta que yo recuerde, y si no puedo hacerlo no te burles de mi; Si alguna vez ya no quiero comer, no me insistas. Se cuando puedo y cuanto no debo.  También comprende que con el tiempo ya no tengo dientes para morder ni gusto para sentir. 
Cuando me fallen mis piernas por estar cansadas para andar, dame tu mano tierna para apoyarme como lo hice yo cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernas. 

Por último, cuando algún día me oigas decir que ya no quiero vivir y solo quiero morir, no te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene que ver con tu cariño o cuanto te ame. Trata de comprender que ya no vivo sino que sobrevivo, y eso no es vivir. Siempre quise lo mejor para ti y he preparado los caminos que has debido recorrer. Piensa entonces que con este paso me adelanto y estaré construyendo para ti otra ruta en otro tiempo, pero siempre contigo. No te sientas triste o impotente por verme como me ves.

 De la misma manera en que te he acompañado en tu sendero te ruego me acompañes a terminar el mío. 

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