El acto
de contrición o confesión
La iglesia cristiana nos dice que:
Hay que confesar los pecados
Arrepentirse sinceramente de
ellos
Tener propósito de enmienda
Y restituir el daño causado
Estoy básicamente de acuerdo.
Para confesar algo sinceramente... antes
hay que haber comprendido... que lo que antes creíamos cierto o bueno, y
que ahora, después de nuestras vivencias... no lo percibimos ya como tal... es
indigno de nosotr@s mism@s. Se puede obligar a alguien a confesar… pero no a
comprender el alcance de sus actos. Mas que denominarlos pecados, me siento más
identificada con “consecuencias de fases anteriores de conocimiento, en nuestro
continuo aprendizaje”
Arrepentirse sinceramente … es tomar
conciencia, desde una nueva perspectiva, comprender las consecuencias de
nuestra anterior nivel de comprensión y lo perjudicial que ha sido para otras
personas y/o para nosotr@s mism@s)
Enmienda por pura lógica, pues ya comprendemos
que son actitudes caducas y perjudiciales, tanto para nosotr@s como para las
demás personas. No es una obligación que nos imponemos, es un anhelo, debido al
nuevo conocimiento.
Restituir, en lo posible, el daño causado. Cuando
nos dañamos o dañamos a otr@s en el pasado, no éramos verdaderamente
conscientes de lo que estábamos haciendo... desde esta nueva perspectiva, como
ya hemos tomado conciencia del daño , justo es que lo reparemos en lo
posible... es más, esta reparación nos ayuda a sentirnos mejor.
Así, nos dicen, quedamos liberados de las consecuencias de
nuestros malos actos… no se nos tendrán en
cuenta en el archivo en el que se guarda toda nuestra vida… para castigarnos o
premiarnos cuando nos enfrentemos al juicio eterno (no creo que tal juicio exista,
más bien, creo que es una revisión de vida, hecha con todo el amor y compasión,
para ayudarnos a comprender lo que hemos vivido, que consecuencias ha tenido… y
lo que hemos aprendido)
El acto de contrición… o confesión, es, quizás, el reto más
importante al que nos enfrentamos en esta vida... es aceptar que no lo sabemos todo,
que no somos perfect@s, que podemos dañar… aun sir ser conscientes de ello… y que
aceptamos y nos responsabilizamos de las consecuencias.
No se busca el perdón,
no es esta la finalidad.
La contrición es el reconocer, enmendar y superar un
hecho.
El perdón es un acto de amor hacia quien nos ha
herido, sean otras personas o nosotr@s mism@s.
Puede haber contrición sin perdón… y perdón sin contrición.
Depende de la evolución espiritual de cada persona.
Una vez alcanzado el objetivo ¿Qué sentido tiene
castigarnos? ¿se nos tiene que castigar,
por los actos que nos han llevado a una mejor comprensión? Siendo la finalidad el
aprender… y se ha aprendido… ¿Qué beneficio reporta el castigo?
La confesión sincera ya lleva implícito el no recaer y el
compensar el daño causado… y de manera voluntaria.
Hemos experimentado y aprendido... objetivo
único de las vivencias humanas en esta realidad. Se trata, al dejar
esta realidad, de evaluar lo que hemos comprendido... no de lo que hemos
tardado y como lo hemos conseguido. Hasta nuestro último suspiro, nuestro archivo, ese registro donde se guardan todas nuestras vivencias, permanece abierto. Hasta nuestro
último suspiro se nos brinda la oportunidad de comprender.
Por tanto, la contrición sincera es el acto más liberador de
nuestra existencia. No se necesita a nadie más que a nosotr@s mism@s para hacerlo.
Contrición es
reconocer, enmendar y progresar.
El acto de contrición o confesión sincero, es una manifestación de nuestro avance espiritual.
Nos libera de residuos ya caducos y nos prepara para avanzar
en el camino del conocimiento.
Es un avance personal, no podemos llevar a nadie de la mano... podemos animar, pero no llevar a cuestas.
No se puede obligar a comprender... ni
a perdonar …ni a aprender a amarse...
Lo aprendido... nuestra experiencia... nos sirve únicamente a nosotr@s...
Tod@s somos maestr@s. Tod@s somos alumn@s
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