miércoles, 13 de agosto de 2025

249- Con la mascara puesta todo el dia

 





Me estoy dando cuenta, de que me estoy volviendo una observadora neutral de los acontecimientos.

No juzgo... Observó, e intento comprender el porqué una determinada persona
actúa como actúa, que expresión muestra... y si parece sincera.

Es realmente curioso comprobar que, muchas veces, somos nuestro peor enemigo a nivel emocional. Tomamos decisiones que nos benefician solo a corto plazo... suponiendo que este beneficio acaba llegando.
Damos la impresión de estar siempre parcheando o previniendo desastres

Algunas personas, puede decirse, que por su forma de actuar y las decisiones que toman, se benefician claramente en lo económico o en el estatus social... pero el aura de triunfadores en este aspecto, no siempre va acompañado de paz de espíritu.

Es muy triste que la alegria no pase de la boca... que no sonriamos con todo el rostro... sobre todo con los ojos, que son el espejo del alma.

Algunas personas, van siempre con una máscara puesta. Es muy triste, frustrante y cansado.
¿Podremos quitárnosla cuando estemos a solas?
¿Acabaremos identificándonos con lo que no somos?
¿Dejaremos que alguien nos llegue a conocer realmente?
¿Tendremos la fortuna de sentirnos aceptados y libres para poder expresarnos?
¿Tendremos la fortuna de amar y sentirnos amados?
Es un gran desgaste energético mantener una imagen que no es la genuina... Algunas personas, literalmente, se pintan el rostro o se operan para camuflar sus rasgos.

Todos llevamos, en algun grado, la mascara puesta, hay muy pocas personas lo suficientemente valientes para ser autenticas.
En mayor o menor grado nos sentimos vulnerables.
Supongo que creemos que, mostrándonos tal como somos, expresando libremente nuestras emociones y sentimientos genuinos, acabaremos dañados. Es pura inseguridad y miedo.

Puede que no nos sintamos a gusto con nuestro físico... Está sociedad que ha sublimado la importancia de la imagen, tiene mucho que ver en ello.
No aceptarnos nos baja la autoestima... y sin ella no podemos sentirnos realmente felices, como mucho podemos sentirnos momentáneamente contentos.
No aceptamos el paso del tiempo o no aceptamos no ser el ideal de moda del momento. No aceptar la realidad es garantia de frustración.

Puede que nos sintamos muy vulnerables, porque nos sentimos débiles.
Es por ello que nos pertrechamos tras una coraza, creyendo que esto nos protege de posibles enemigos, es un disfraz... una sugestión... en realidad somos los que somos sin la mascara.
Me ha ocurrido algunas veces.
Si, por algun motivo, hablo con otra persona y sentimos que no hay hostilidad... es una sensación... nos atrevemos a quitarnos la coraza y descubrimos a otra persona encantadora, deseosas de relacionarse sinceramente con sus semejantes.
Se establece una corriente de simpatia y hermandad... que aumenta nuestra energía vital y nuestro optimismo.

Puede que nos sintamos unas personas falsas, manipuladoras, egoístas, carentes de valores... Y hemos de esconderlo, ante nuestras potenciales victimas.

En todos los casos, no nos aceptamos tal cual somos, da igual el motivo. De ahí la mascara.
Es muy triste no poder sentirte bien con lo que eres.
Cuando la insatisfacción es muy grande... quizás logremos mejorarnos.
Que no nos aceptemos, que nos sintamos inseguros en la adolescencia, es comprensible. Es la etapa del cambio... Pero una vez alcanzada la edad adulta, es muy preocupante.

Nuestros rostros, dan igual las edades, tendrían que transmitir como realmente nos sentimos: bondadosos, alegres, tristes, solos, fuertes, desesperados, angustiados, entusiasmados... sentirse bien o mal no es ningun delito, esconderlo nos priva de la posibilidad de compartir nuestra dicha o de recibir ayuda.
Expresarnos es sinónimo de libertad y propia aceptación... y es una sensación maravillosa.

Si, en el mundo hay personas depredadoras o amargadas... pero también hay muchas buenas personas. Para protegernos de unas, nos perdemos el contacto con las otras.

Cuesta mucho que un niño no sea completamente sincero en como se siente.
Por desgracia es algo que vamos aprendiendo a medida que vamos acumulando miedo.

Ver la tristeza, la soledad o el desespero en los ojos de un niño me provoca mucha tristeza. Todos le hemos fallado.
Ver la bondad, la alegría, la ternura, en los ojos de un anciano me provoca mucho respeto.
Me resulta muy instructivo observar los rostros ajenos... Tomar conciencia de en cuanto me identifico con cada uno de ellos.

Si, hay rostros muy bellos... Que no tienen nada que ver con los estereotipos.
Es la belleza de lo autentico.
No somos perfectos. Aceptarnos y estar en paz con nosotros mismos, cuando ya hemos superado la adolescencia... es algo que todos, lo hayamos conseguido o no, deseamos fervientemente.
Cuanto más avanzo en mi camino, más valor les doy a los sentimientos y menos a las posesiones.
Las posesiones son frías... ninguna nos llega al alma. Al poco tiempo de poseerlas... perdemos el interés.
Cuando nuestro estado emocional depende de: si podemos o no irnos de vacaciones, vestirnos a la ultima moda o poseer una gran casa... por ejemplo, hemos fracasado. Nos estamos anestesiando para no sentir el vacío, que no sabemos como llenar, del alma.

Hay personas que valoran, como su bien más preciado, disfrutar de la compañía de sus seres queridos, compartir penas y alegrías, abrazarse sinceramente, ayudar en lo que se pueda, sentirse comprendidos y aceptados.... estos son los auténticos ricos, estos si que han realmente triunfado.
La fría soledad no es su compañera.

Por desgracia hemos construido una sociedad de personas que se sienten solas.
Nos sentimos muchas veces invisibles, sentimos que no importamos, no tenemos a nadie con quien compartir nuestro dia a dia, que nos den y nos dejen dar afecto sincero... sin darnos cuenta de que, quizá, hemos sido nosotros mismos quienes por miedo a ser dañados, por miedo a no sentirnos comprendidos,... nos hemos ido aislando.

No, ya no juzgo a los demás. Solo les contemplo.
Solo cada uno sabe el porqué de sus decisiones y como se siente.

Detrás de cada rostro hay un alma... Cuando observó los rostros, intento conectar con ellas.
Un buen comienzo, es obsequiar con una leve sonrisa en la boca y en los ojos, a toda persona con la que cruzas tu mirada.
El mundo puede ser un lugar mucho menos hostil, si aprendemos a sonreír con la mirada. La sonrisa sincera nos predispone a abrirnos y a ser mas receptivos.
Ojalá llegue el día en que nadie necesite esconderse detrás de una máscara.
Ojalá llegue el día que, ante un rostro que muestre dolor, siempre haya alguien que le consuele con un sincero abrazo.
Nos sentimos solos porque nos comunicamos de mente a mente, no de alma a alma.
La mente es fría, el alma es cálida.
Nos han enseñado que confiar es malo, que ser buenos es ser tontos.
Imagina vivir en un mundo donde no se necesiten mascaras.
Donde confiar, expresarnos libremente, mostrarnos tal como somos... no nos provoque miedo.
Donde el respeto propio y ajeno sea la manera de relacionarnos.
Donde mi libertad termina donde comienza la tuya.
Donde podamos dar y recibir afecto sincero.
Donde nos sintamos aceptados y no nos frustre... ni se nos fiscalice, por no ser perfectos.
Imaginar es el primer paso para crear.


Te agradeceré comentes y compartas mis reflexiones, juntos aprendemos. Muchas gracias por tu atención.
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Terapias gratuitas a distancia una vez al mes en colaboración con la associacio Antahkarana.

martes, 12 de agosto de 2025

248- Edad emocional y edad mental no son lo mismo

 



    Edad emocional y edad mental no son lo mismo.

El hombre está estructurado en cuerpo, mente y... o alma... o conciencia finita según diferentes creencias.
Se nos enseña, como hecho probado científicamente, que "todo es energía" y que "La energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma"
A esta Energía eterna le otorgamos diferentes nombres: El Creador, Dios, El Todo, Energía consciente, Ala... o aceptando la Energia, que es un hecho científico... no se acepta que nosotros seamos eternos. Parece una incongruencia.

Esta Energía, la ciencia reconoce que: es eterna, incognoscible, no sujeta a cambio, está en todas partes, es el origen de todo lo creado y se manifiesta vibrando a diferentes frecuencias.
Negar nuestra inmortalidad es un absurdo de la mente humana, que si es perecedera...y por ello le es imposible comprender lo imperecedero.
La frecuencia más alta es La Energía pura.
A medida que se modula bajando su frecuencia, evidentemente sin perder su esencia, va manifestando diferentes propiedades, que dan lugar a todo lo que conocemos.

Vamos a centrarnos en el hombre.
Por encima y por debajo hay múltiples frecuencias que en su mayoría desconocemos.
El cuerpo es la frecuencia más baja y forma parte del llamado mundo físico o tangible.
La mente... que no cerebro, es una frecuencia más elevada, que ya no forma parte del mundo físico. Podemos medir las frecuencias que emite, pero no son parte del mundo físico. El cerebro si, pero la mente no. A nuestro entender el cuerpo no tiene la capacidad de pensar... la mente si. Al ser de mayor rango, la mente controla el cuerpo.
Pero los humanos tenemos una capacidad mayor que la de pensar... los humanos sentimos.
Probablemente en mayor o menor grado, todo lo creado, también... no deja de ser todo la misma única Energía manifestándose a diferentes frecuencias.
A esta capacidad de sentir le podemos llamar bien conciencia finita, pues se termina algunos al morir... o alma o conciencia eterna, porque prevalece.
La primera desparece al morir el cuerpo, la segunda permanece individualizada por siempre dentro de la Energía eterna.

El alma y la conciencia finita.
Los creyentes creen en la inmortalidad del alma.
Se saben parte de La Energía creadora, que ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Los no creyentes creen en la conciencia perecedera... que evidentemente existe, porque pensamos y sentimos... pero se extingue al morir el cuerpo.
La conciencia perecedera, si nos anestesian, deja de funcionar, desaparece momentáneamente, no almacena información ni siente.

Desde tiempos muy antiguos... y hoy avalado por muchos casos clínicos, perfectamente documentados, se nos habla de algo a lo algunos le denominan supra conciencia y otros alma, que no se ve afectada por la anestesia... al contrario... se amplifica.
Quienes lo experimentan son capaces de dar todos los detalles de lo ocurrido mientras estaban anestesiados. No solo relatan fielmente lo ocurrido en toda la sala de operaciones, porque no están limitados a su cuerpo... sino que son capaces de relatar lo que ocurre incluso a mucha distancia de esta sala. con una percepción de los hechos mucho más ampliada.
Algunos relatan experiencias más allá del plano físico, nos relatan encuentros con seres queridos ya fallecidos, en este mundo físico...nos hablan de un sentimiento inmenso de amor y paz... y cambian mental y emocionalmente.
Algo incomprensible e imposible para la mente que alberga la conciencia perecedera.

El alma es capaz de sentir amor, por ejemplo, la conciencia racional no necesariamente.
La conciencia perecedera puede concluir que una relación o situación le es más o menos ventajosa, sin implicarse emocionalmente.
Se centra solo en si misma.
No es que sea incapaz de sentir... es que por su concepción mental, se niega a si misma la posibilidad de que la causa de sentir sea algo más allá de la combinaciones electroquímicas y físicas del cuerpo.
El ego, la individualidad, bloquea a nivel consciente la comunicación de alma a alma, solo se puede comunicar de mente a mente.

La inteligencia, fruto de la mente, se rige prioritariamente por su propio bien y a corto plazo.
La sabiduría, fruto del alma o supra conciencia, se rige por el bien común e independientemente del plazo.
La inteligencia es egoista y la sabiduría es generosa.

Vamos a fijar nuestra atención en la edad mental y en a la edad emocional.
Algo, que si prestamos atención, lo veremos manifestado en cada uno de nosotros.
A medida que vamos creciendo, vamos acumulando experiencias que nuestra mente registra... y de las que extrae conclusiones.
Las experiencias pueden ser meramente físicas o también emocionales.
La mente extrae conclusiones objetivas. Frio, calor, hambre, dolor... y busca mecanismos para solucionarlo.

Pero también sentimos desamparo, soledad, crueldad, amor, ternura, generosidad...
Porque sentir, es evidente que en mayor o menor grado sentimos todos.
Por sentir no me refiero a que si me corto un dedo me duele.
Me refiero a que si me corto el dedo... además del dolor físico, siento dolor emocional.
Las consecuencias de la herida, el porque de la herida, puedo buscar culpables...
El dolor físico va acompañado en mayor o menor grado de dolor emocional.
El dolor emocional no tiene porque ir acompañado del dolor físico... es una frecuencia mucho más elevada, que no podemos focalizar en un punto concreto del cuerpo.

La mente recopila información a traves de sus órganos sensoriales, internos y externos, la procesa y extrae conclusiones.

El dolor por la perdida de un ser querido, una decepción, la gratitud, la solidaridad, el amor incondicional, la ternura... no se conoce órgano del cuerpo que los provoque... pero si que reaccione a ellos.
No los siente la mente... los siente el alma.
La edad mental es el cúmulo de experiencias y sus conclusiones. A medida que avanzamos en edad, las vamos acumulando.
La edad emocional es el cúmulo de experiencias y sus conclusiones... más los sentimientos y la empatia por el dolor y la alegria ajenos y propios. A medida que vamos avanzando en edad, vamos aumentamos la conciencia... o madurez del alma. Somos capaces de comprender más allá del hecho concreto... analizamos las causas, las consecuencias que conlleva y lo más importante, como nos sentimos.. Nuestra visión de los hechos es mucho más completa.


Desde la más tierna infancia, etapa de máxima vulnerabilidad y dependencia, reaccionamos a los estímulos de la mente... frio, calor, hambre, incomodidad general, dolor...

También desde la más tierna infancia reaccionamos a los estímulos emocionales... soledad, ambiente hostil, falta de afectividad, o de cariño, o de seguridad...

De la misma manera, por ejemplo, que la falta de comida nos producirá complicaciones en nuestro desarrollo físico..., la falta de cariño y seguridad, por ejemplo, también nos provocará complicaciones en nuestro desarrollo emocional.

La desnutrición provocará diferentes patologías... pero el cuerpo y la mente continuaran desarrollándose. Con los mecanismos de regulación que tenemos todos incorporados, pues nuestro cuerpo tiene una gran capacidad de auto regeneración ante estas carencias, si no son extremas... nuestra edad mental, transcurrirá aparejada a nuestro tiempo de vida.
Si la carencia es emocional, es el alma la que ha recibido la herida, no el cuerpo.
Los mecanismos de regulación son diferentes, tienden a manifestar el dolor con ira, depresión, frustración, insensibilidad... pero sin ser conscientes de que los ha provocado, porque el dolor sufrido es demasiado intenso para ser contrarrestado.

Por ejemplo ante la falta de cariño de los primeros cuidadores... la mente reacciona para protegerse, negándose la necesidad de este afecto.
Si se niega la carencia, si se dice que no le importa... el dolor dejara de sentirse.
Se auto engaña. El dolor se siente, pero no se reconoce.
Se despertaran sentimientos de ira, depresión, frustración, insensibilidad consciente al dolor.
Y siendo ya un adulto mental se quedará estancado en el momento de la carencia, a nivel emocional.
Se comportara como un niño en el cuerpo de un adulto.

Puede darse el caso de un adulto que haya alcanzado una edad mental de 70 años... y se haya estancado en una edad emocional de cinco, por ejemplo.
Será un humano completamente funcional en muchos aspectos.
Pero su edad emocional, al estancarse en una edad temprana, por la carencia afectiva, le hará actuar emocionalmente como una persona inmadura, con un ego no controlado y sin empatia. Egoista, caprichosa y tendiente a las rabietas.
A medida que crecemos, aprendemos a entender y controlar nuestras emociones y a tener en cuenta las ajenas.
Vamos tomando conciencia de las carencias y traumas que arrastramos... y podemos sanarlos.
Pero, si sufrimos un trauma grande en nuestra infancia, que por nuestra edad no podemos comprender y razonar, es posible que para protegernos del dolor, bloqueemos nuestra edad emocional indefinidamente.
Cuando esto ocurre, al no haber podido superar el trauma, sentiremos vacío existencial.
Sentiremos la falta de la riqueza y comprensión emocional, sentiremos soledad.
La mente ha bloqueado la manifestación consciente del alma.
Seremos incapaces de relacionarnos alma con alma, solo nos relacionaremos a nivel mental.
La mente se separa y el alma se une.
Nos centraremos en el yo, sin tener en cuenta las consecuencias en nuestro entorno. Porque tenerlo en cuenta nos duele demasiado.
Intentaremos llenar este vacío, envidiaremos a quienes no lo sienten y nuestra insatisfacción y frustración serán permanentes. Nos centraremos en estímulos externos, para anestesiar nuestra conciencia.

Una persona madura es la que posee una edad mental y emocional acordes... o con pocas diferencias.
Que deficiencias emocionales las hemos experimentado todos.

Cuando hemos alcanzado una cierta edad... y hemos logrado armonizar las dos edades, ocurre un hecho muy curioso.
El cuerpo y la mente se van deteriorando por el paso del tiempo... el espejo y nuestro cuerpo lo evidencian.
Pero el alma no.
Es más, dejamos de identificarnos con nuestra edad temporal. Sencillamente somos, porque no podemos adjudicarnos un numero, esto nos limitaria.
Quienes no creen en la sobrevivencia del alma pero experimentan este fenómeno, tendrían que poder darse cuenta de la incongruencia.
Una vez comprendemos, el dolor se desvanece, las heridas sanan.
Trascendemos el miedo a la muerte.
Dejamos de razonar y sentir con la conciencia finita y razonamos y sentimos con el alma infinita.
Somos cuerpo, mente y alma.
Míralo como el coche... parte física y eléctrica y el conductor.
Nuestro cuerpo y mente son perecederos... nosotros somos eternos.
Nuestro cuerpo y mente se reciclan, nosotros permanecemos.


Cuanta mas disfunción entre la edad mental y la edad emocional, mas miedo, ira, confusión y egoísmo.
Quienes viven centrados en la mente, son incapaces de ser conscientes de su deficiencia emocional.
La sienten... pero se la niegan.
El Amor es el sentimiento con la frecuencia de vibración más alta.
Sentir amor es sentirnos plenos.

Te agradeceré comentes y compartas mis reflexiones, juntos aprendemos.
Muchas gracias por tu atención.
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Terapias gratuitas a distancia grupales en colaboración con la associació Antahkarana una vez al mes.

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