Antes de aprender a volar hemos de permanecer por un tiempo en el nido. Cuando nuestras ansias de libertad son más fuertes que nuestros miedos al esfuerzo de dejar nuestra zona de confort, el lugar donde nos creemos seguros, aprendemos a volar.
Al igual que un niño aprende a gatear y luego a andar con muchas caídas, aprendemos a ser libres con las mismas penalidades. El esfuerzo vale la pena. Todos los niños...cada uno a su ritmo... aprenden a gatear y luego a andar.... correr....saltar.... y ninguno renunciara voluntariamente a semejante don.
No nos desesperemos si nos sentimos prisioneros de nuestros miedos...que son nuestro lastre y son fruto de nuestra ignorancia. Estamos en el camino y la mejor muestra de ello es que anhelamos conquistar la libertad. A medida en que vayamos creciendo en conciencia crecemos en libertad.
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