"Ya no tengo paciencia para algunas cosas, no porque me haya vuelto arrogante, sino simplemente porque llegué a un punto de mi vida en que no me apetece perder más tiempo con aquello que me desagrada o hiere. No tengo paciencia para el cinismo, críticas en exceso y exigencias de cualquier naturaleza. Perdí la voluntad de agradar a quien no agrado, de amar a quien no me ama y de sonreír para quien no quiere sonreírme. Ya no dedico un minuto a quien miente o quiere manipular. Decidí no convivir más con la pretensión, hipocresía, deshonestidad y elogios baratos. No consigo tolerar la erudición selectiva y la altivez académica. No me ajusto más con la barriada o el chusmerío. No soporto conflictos y comparaciones. Creo en un mundo de opuestos y por eso evito personas de carácter rígido e inflexible. En la amistad me desagrada la falta de lealtad y la traición. No me llevo nada bien con quien no sabe elogiar o incentivar. Las exageraciones me aburren y tengo dificultad en aceptar a quien no gusta de los animales. Y encima de todo ya no tengo paciencia ninguna para quien no merece mi paciencia" (Meryl Streep).
Yo no soy Meryl Streep pero estoy casi en la misma situación... no es que no tenga paciencia... es que paso de este tipo de comportamientos y de gente.
Cuando me encuentro a alguno pienso... te falta vivir más años para comprender que estos comportamientos no te llevan a ninguna parte. Los miro con cariño y benevolencia porque ya pase por esta etapa... y me aparto de su camino. La vida, con su infinita paciencia nos va enseñando a medida que pasan los años :-)
Los años nos vuelven o más sabios y tolerantes o mucho más orgullosos e intolerantes.
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