lunes, 22 de septiembre de 2025

264- La ternura

 


Una de las más gratificantes manifestaciones del amor es la ternura.
La solemos asociar a la que nos despiertan los bebés y los niños... el sentimiento es de sentirnos extasiados.
Contemplamos casi embobados esta manifestación de vida tan exuberante, tan frágil y tan hermosa.
El mínimo gesto es de una belleza incomparable.
La ternura que sentimos no tiene porqué restringirse solo a las edades tempranas... no nos deja tan extasiados, pero no por ello nos conmueve menos.
No hay que confundir debilidad con fragilidad.
Las personas frágiles son las que pueden ser heridas con facilidad... pero no tienen porqué ser débiles.
Si, suelen ser muy sensibles.

La ternura nos la pueden despertar los seres queridos... de cualquier edad.
Les vemos desde el amor que sentimos por ellos.
Al mirarlos vemos sus batallas en la vida, su forma de ser... el cariño y abnegación con que nos tratan.
Los contemplamos realmente tal cual son, pues los vemos a través de los ojos del alma... que no engañan y muestran nuestras esencias.
Contemplar a un ser querido que nos despierta ternura, es maravilloso. Siempre nos aparece una tierna sonrisa en la cara.

La ternura se expresa en esas caricias, esas miradas, ese tono en la voz... que van de alma a alma.
Es una declaración de aceptación y cariño.
Nos hacen sentir que no estamos solos y que somos valorados. Nos fortalecen.

Los mayores vamos aislándonos en el contacto de piel con piel.
Este contacto es tan necesario como en los primeros años de vida, todos sabemos los problemas afectivos y de desarrollo de los bebés, que no lo reciben en cantidad y calidad suficiente.
Yo creo que es igualmente necesario en todas las etapas de la vida.
Recibir ternura nos vivifica, dar ternura nos permite expresar un sentimiento maravilloso.
No se puede comprar.
Solo se puede dar y recibir desde el alma... y es completamente espontánea.

El tacto es de una sensibilidad extrema. Sin palabras nos lo dice todo.
Detectamos instintivamente la intención de quien nos toca.
Muchas veces, a nivel consciente lo evaluamos de una manera... pero nuestro inconsciente nos advierte que es de otra.
Una persona puede mostrarnos afecto y nosotros recibirlo... pero en el fondo algo nos advierte de que su afecto no nace en su alma, no es sincero... y la nuestra se protege.
Al final la intención primera es la que vale... y el tacto es tan sensible que lo nota... también lo detectamos por la energía que desprende.

Si, la ternura es buena tanto para quien la recibe como para quien la transmite. Dichosos los que pueden compartirla.
Si, la ternura es una comunicación directa de alma a alma.
Si, sentir ternura es sentirse pleno, no hay vacío, ni soledad, ni oscuridad en este momento. Todo es luz, armonía... se paraliza el tiempo.
A medida que crecemos, crecen nuestros miedos.
Si damos ternura y no se nos corresponde o no se nos acepta, nos vamos retrayendo. Evitamos darla por miedo a sentir el rechazo... nos duele mucho notarlo.

Cuando somos abuelos y disfrutamos del cariño de los nietos, la ternura estalla en nuestro interior.
Disfrutamos de su inocencia, de su vitalidad, de sus alegrías... hasta de sus penas.
Reciben todas nuestras muestras de amor a manos llenas.
Reciben todo el amor de todos los que les rodean.
Nunca quedan hartos... y ellos nos lo devuelven de la misma manera... son una irradiación continua y muy potente de amor.
Los abuelos, algo que muchas veces no pudimos hacer por obligaciones varias, cuando nuestros hijos eran pequeños... les damos todo el tiempo que necesitan. Hemos aprendido el valor del tiempo.
¡Y como los disfrutamos!
Aunque cuando se marchan estemos exhaustos.

El sexo sin ternura es una explosión de sensaciones... quizá más intensas que el sexo con ternura.
Pero después, cuando nos serenamos, nos sentimos completamente distintos.
El Tantra nos explica que podemos vivirlo desde el llamado Tantra negro hasta el llamado Tantra blanco.
El negro es la búsqueda del placer propio usando como instrumento el cuerpo de la otra persona, sin importarnos cómo se siente. Es posesión, no unión.
Buscamos obtener algo que no poseemos y creemos que así lo lograremos.
El blanco es la manifestación mutua de los sentimientos más elevados, a través de nuestros cuerpos. No hay posesión... es plena libertad, es alegría, es gozo.
Solo se alcanza la plenitud cuando no se busca alcanzarla a través de otros... solo se siente cuando manifestamos generosidad y no egoísmo en nuestros sentimientos.
La ternura está siempre presente, por medio de ella se fusionan las almas.
Es la plenitud.
Mientras el negro nos esclaviza buscando una satisfacción que no poseemos, el blanco es la libertad... porque no buscamos... damos el amor que sentimos.
El negro busca desesperadamente un placer que le llene... pero que le es imposible de alcanzar.
Casi lo alcanza en el orgasmo... pero nunca lo logra.
Se le escapa porque es incapaz de manifestar ternura, su conciencia solo actúa a nivel egóico, a nivel mental.
Su alma sabe que el sexo es un triste sucedáneo del amor.

El orgasmo es lo más cercano a la plenitud, cuando no hay amor, que podemos alcanzar.
Como no podemos alcanzarlo... y deseamos fervientemente sentirnos plenos, el sexo sin amor nos esclaviza.
Intentamos una y otra vez lograr la plenitud... sin poder alcanzarla. Podemos sentirnos tan frustrados que acabamos renunciando a practicarlo... porque nos cansamos de sentir ese vacío interno.
El blanco es la unión de las almas.
Su fusión se manifiesta físicamente mediante el roce de la piel, la caricia de la mirada, el olor, el tono de la voz, el sabor, los dos cuerpos vibran al unísono ... es la total entrega de los cuerpos y almas... con una ternura que raya lo infinito.
Experimentar esta unión es alcanzar el cielo.
El blanco no se alcanza ni con técnicas ni con decorados... el blanco es auténtico, no hay artificio que valga.
El blanco nos recuerda que, en realidad somos almas eternas viviendo momentáneamente una experiencia física... y que estamos lejos de casa. El blanco, por unos instantes, nos lleva de regreso a ella.
Entre los dos extremos todas las tonalidades de grises.

El Ser humano necesita la ternura en todas las etapas de su vida.
Aprende a tratarte con ternura, no es necesario recibirla para poderla manifestar en ti mismo y en tus relaciones.
El darla y recibirla mutuos potencia sus beneficios. El intercambio de energías eleva nuestra vibración.
Amor es ternura, no hay ternura sin amor.
La ternura es el alimento del alma.
El amor sana.
La cara... sobre todo los ojos, son el espejo del alma.
Deja que aflore todo el amor que eres, ni lo reprimas ni temas mostrarlo, a través de la ternura en tu mirada.
Manifestar ternura no te debilita... te empodera.
Te agradeceré comentes y compartas mis reflexiones, juntos aprendemos. Muchas gracias por tu atención.
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