En determinados momentos de nuestra vida, a veces en tiempos de crisis, decidimos cuestionarnos nuestro presente. Nos planteamos dudas sobre nosotros mismos y nuestra realidad. para hacerlo necesitamos que se nos de un empujón. Entre los cuarenta y cincuenta años solemos hacer balance. Vemos donde estamos y donde queremos estar.
Este balance a veces nos crea pena, depresión, ansiedad...y advertimos que tenemos que volver a analizar lo que creíamos sabido. El dolor siempre ha sido un excelente maestro.
Todos recibimos intensas señales a la hora de emprender este trabajo. Es posible que caigamos enfermos, que nos cueste conciliar el sueño...o que durmamos mucho más de lo habitual, que nos sintamos cansados o tensos, que decidamos acudir a un psicólogo, que consideremos una nueva religión o filosofía, que asistamos a algún cursillo, que sigamos a un nuevo líder...para encontrar las respuestas que buscamos.
Aunque tenemos que hacer cosas que no nos gustan para pagar las facturas o ser buenos ciudadanos, sentimos que estamos en desequilibrio y que tenemos que emprender algunos cambios para mejorar nuestra satisfacción por la forma en que se desenvuelve nuestra vida. Todo se redice a ¿Qué estoy dispuest@ a cambiar? Aquí es donde entran los miedos.
¿Que entendemos por felicidad?
1-La creencia de que controlamos nuestro propio destino
2-La actitud de explorar y abrirnos a nuevas ideas
3-La experiencia de una serie de despertares de conciencia
4-El encontrar un sentido a la vida más allá de nosotros mismos.
¿Cual es mi estado de felicidad actual?esa es la pregunta que nos hacemos cuando una crisis nos hace replantear nuestra vida. A partir de aquí.... cada uno elige avanzar, quedarse donde esta o amargarse. Avanzar es lo desconocido... lo que ya tenemos nos da la seguridad de lo conocido aunque no nos satisfaga...y amargarse es sentir que nuestra vida es un desastre y que ya no tiene remedio, la hemos desperdiciado.
Cada uno según su estado de conciencia tomará su decisión.... no hay decisiones malas.
Toda decisión...o el no tomarla...incluso ni plantearla, tendrá sus consecuencias.
Siempre, a cada instante, estamos decidiendo...desde que vestido me pondré hoy hasta hacia donde dirigiré mis pasos a partir de ahora. A cada instante vamos conformando nuestro camino. Estamos justo en el lugar a donde nos han llevado el cumulo de todas nuestras decisiones.
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