miércoles, 17 de septiembre de 2014

No hay peor sordo que el que no quiere oir


Un campesino regresaba a casa, cuando vio un asno solo en el campo. Se acerco intrigado para intentar averiguar a quien pertenecía aquel animal.

-Soy el asno que vio nacer al Mesías. Vivo desde hace dos mil años para dar este testimonio.–dijo el animal 

Asustado, el campesino corrió a la iglesia y se lo contó al párroco. –Imposible, los animales no hablan – dijo éste. El campesino lo asió de las manos y lo llevó adonde se encontraba el animal. 

El asno repitió entonces, palabra por palabra, lo que había dicho antes.

-Insisto: los animales no hablan – dijo el religioso.

-¡Pero usted mismo lo ha oído de la boca del asno!le dijo el campesino desesperado

-¡Si serás bruto! ¿Así que vas a creer más en lo que te dice un asno que en lo que dice tu párroco?


Cuantas veces negamos lo evidente, solo  porque no cuadra con nuestras creencias.


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