domingo, 30 de noviembre de 2014

El abuelo torpe





El abuelo se había hecho muy viejo. Sus piernas flaqueaban, veía y oía cada vez menos, babeaba y tenía serias dificultades para tragar.
En una ocasión -prosigue la escena de la novela de Tolstoi- cuando su hijo y su nuera le servían la cena, al abuelo se le cayó el plato y se hizo añicos en el suelo. La nuera comenzó a quejarse de la torpeza de su suegro, diciendo que lo rompía todo, y que a partir de aquel día le darían de comer en una palangana de plástico. El anciano suspiraba asustado, sin atreverse a decir nada.
Al poco rato de esta escena, vieron al hijo pequeño manipulando en el armario. 
Movido por la curiosidad, su padre le preguntó:
-¿Qué haces, hijo?
 El chico, sin levantar la cabeza, repuso:
-Estoy preparando una palangana para daros de comer a mamá y a ti cuando seáis viejos.
 El hombre y su esposa se miraron y se sintieron tan avergonzados que empezaron a llorar. Pidieron perdón al abuelo y a su hijo, y las cosas cambiaron radicalmente a partir de aquel día. Su hijo pequeño les había dado una severa lección de sensibilidad y de buen corazón.

Los niños aprenden con el ejemplo.



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