domingo, 10 de marzo de 2024

 


No estamos condenados a vivir permanentemente esclavos de recuerdos pasados. Podemos modificarlos.


Nuestra mente tiene dos partes... la parte concreta y la parte abstracta.

La función de la mente concreta es controlar... pero no lo abarca todo, seria un gasto inasumible de energía.

Pongamos que estamos en una conversación, queremos transmitir una cierta imagen, un mensaje... o evitar que se nos escape mas de lo que queremos revelar.
Nuestra mente controla nuestras palabras... solo que cuando continuamos conversando... y detecta que lo que se comenta no es trascendente para nuestros fines, se relaja.
Es en este tramo cuando, sin filtros, podemos conocer de nuestros interlocutores lo que de veras piensan y sienten.
Es muy revelador.

Todos actuamos así, solo que quienes conocen el mecanismo... sin poder evitarlo en si mismos, prestan mucha atención a lo que se dice en una conversación, sobre todo en lo intrascendente.
Conocer los porqué de las reacciones, es comprender lo que se esconde detrás de las mascaras, que todos, en mayor o menor medida, llevamos puestas.

Todos tenemos heridas más o menos visibles y conscientes, nos sentimos vulnerables y nos auto protegemos como podemos.
Todo tiene un porqué inicial... una causa que provoca consecuencias. Ley de causa y efecto de las 7 Leyes universales, a las que estamos todos sometidos.
Nuestra mente concreta archiva en la memoria toda experiencia vivida... aunque aparentemente la hayamos olvidado.
La clasifica como grata o dolorosa... y en el grado en que nos afectó... y actua en consecuencia ante cualquier situación... continuamente e instintivamente... que, aunque sea remotamente, se la recuerda.
Por ello, se nos recomienda contar hasta 10 antes de reaccionar... nos damos tiempo para pensar, para racionalizar... y no lo hacemos muy a menudo.
Una vivencia, que la mente marco como traumática, que pudo ocurrir en nuestra infancia o adolescencia... cuando éramos más vulnerables, la vivimos según nuestra poca madurez... y pudo ser clasificada de manera muy parcial.
También nos puede ocurrir, cuando ya somos adultos.
Todo depende de la intensidad y clasificación de lo vivido... y aunque no lo relacionemos, este hecho, sobre todo si lo clasificamos como muy doloroso, es una reacción a un hecho anterior, de nuestra niñez o adolescencia técnicamente olvidado... es una reacción a nuestros miedos primarios, irracionales e inconscientes.

Nuestra mente concreta nos protege de posibles daños. Si fue muy intensa la vivencia... actúa instintivamente, no racionalmente.

No estamos condenados a vivir permanentemente esclavos de recuerdos pasados. Podemos modificarlos.

La mente es una herramienta que poseemos, nosotros tenemos su control... solo necesitamos comprender su funcionamiento.
Te dejo abajo el enlace a unas relajaciones auto hipnóticas, que grabe hace algun tiempo, para reprogramarla.

La mente actúa como una grabadora, solo tenemos que borrar la primera impresión y grabar una nueva.
Para poder hacerlo, nuestra mente abstracta, ha de actuar.

La mente concreta está siempre encendida, la abstracta no... solo se enciende cuando pensamos o cuando meditamos, cuando creamos y manifestamos sentimientos... o cuando interactuamos de manera consciente con otras personas.
Es desde esta parte de nuestra mente, donde podemos borrar recuerdos que nos perjudican... y grabarnos otros más constructivos.

Está comprobado científicamente. Ante una palabra repetida un determinado número de veces, nuestra mente la da por cierta y actúa en consecuencia.
En nuestra infancia, por ejemplo, nuestros referentes... la familia, nos marcaron con su actitud hacia nosotros.
Y, los efectos en nuestra mente, pueden marcarnos por el resto de nuestros días.
Eres un vago, mentiroso, no vales para nada, eres un desagradecido, no tienes valores, no te quiero, eres mala persona... eres guapo, eres un referente... un líder nato, generoso, trabajador, hay como te quiero, eres muy buena persona.
Estos y muchos otros calificativos nos marcaron... y actuamos siguiendo este patrón.

Cuando comprendemos este mecanismo, hecho de manera completamente inconsciente, lo vemos por todas partes. Los daños o beneficios, son evidentes.
Y pocos habrán que no hayamos caído en él.

A partir de una grabación en la mente concreta, actuamos repetitivamente en consecuencia, inconscientemente.. al activarse los mecanismos de autoprotección.

Nuestra madre, por ejemplo... suele ser nuestro primer referente, quien nos cuida, quien nos premia o castiga, en nuestra etapa más vulnerable.
Una madre, con un comportamiento que no nos transmite la seguridad y amor que necesitamos... en los hombres puede generar inseguridad y un rechazo a todas las mujeres.
Su madre, su referente, le fallo. Ergo... todas las mujeres son malas... y de una u otra manera, las castiga, aunque no se lo reconozca. Ansia el amor de su madre... y al mismo tiempo repudia a las mujeres, porque no se atreve a repudiar a su madre.... por no haberle dado lo que necesitaba.
En las mujeres el mecanismo de autodefensa es diferente.
Reaccionan con inseguridad... 0 con la rebeldía, la autodestrucción, la culpabilidad... una mezcla de varias... y la imitación o la sobreprotección y asfixia, cuando a su vez son madres, todo son manifestaciones de esta falta de amor y seguridad... Y que nos condicionan para saber mantener relaciones sanas de mayores.

Un circulo vicioso que cuesta mucho romper. Solo puede lograrlo nuestra mente abstracta analizando la situación y las consecuencias que provoco.

Desde el adulto que hoy somos, cuando nos esforzamos en comprender los porqués... quizás averigüemos que fue la consecuencia del trato a su vez recibido... o las circunstancias culturales, que marcan el comportamiento colectivo.

Desde esta nueva perspectiva podemos sanar nuestras profundas, añejas y hasta ahora pràcticament inconscientes heridas.

Cuando no recibimos lo que necesitamos y nos sentimos vulnerables, esto nos causa una herida... un dolor, un enfado... con quienes tenían que darnos amor y seguridad... y además sentimos que no cumplimos el dogma "sagrado" del buen hijo... ama y respeta a tu padre y a tu madre... que se nos inculca desde la más tierna infancia...y la culpabilidad de no amar incondicionalmente al padre o a la madre, nos provoca problemas emocionales.
De los emocionales a los físicos solo hay un paso.

Sanar completamente no es perdonar, sanar completamente es comprender... que aún en la peor de las situaciones, quien nos hirió... madre, padre, familia, maestro o cualquiera que nos hiriese... también estaba herido. Siendo ahora verdugo... fue... y quizás siga siendo otra victima.

Lo hicieron lo mejor que supieron... solo que, por más que nos diesen lo que creían mejor para nosotros... no era aquello lo que nosotros necesitábamos... y apareció la carencia... y nuestro afán por suplirla.
Intentando ser lo que creíamos que ellos querían que fuésemos... frustrándonos a nosotros mismos.
Quizás rebelándonos en un intento de llamar la atención que necesitábamos... o intentando pasar completamente desapercibidos... o su contrario... alejándonos completamente de ellos.

En el libro " Las nueve revelaciones" de James Redfield.... se las denomina farsas de control. Las usamos todos continuamente para obtener lo que queremos, y variamos la farsa en función de nuestro interlocutor... son: tirania, interrogación, reserva y pobre de mi.
Te dejo abajo el enlace a la película de You Tube basada en este libro... aunque la película da mucho que pensar... si te gusta, te recomiendo busques el libro... y lo releas al pasar los años.

También me fue de gran ayuda
"El cuerpo nunca miente" de Alice Miller.
Comprender los porqué somos como somos, porque actuamos como actuamos...es el primer paso.
Te dejo abajo el enlace a la versión gratuita en pdf.

Las heridas, por profundas que sean, pueden ser sanadas.
Todo ocurre en su momento, toda herida necesita de su tiempo para cicatrizar completamente, no solo superficialmente.

Las relaciones familiares nos marcan por el resto de nuestros días... una vez comprendido, nuestro esfuerzo ha de dirigirse a no perpetuar conductas nocivas, ha aceptar el pasado, a sanar nuestras heridas... o permaneceremos esclavos de ellas.

No te desanimes por las recaídas... forman parte del proceso.
Sanar las heridas, te lo aseguro, vale la pena.

Medita, crea manifestando tus sentimientos, conversa de forma consciente... y tu mente abstracta estará activa y crecerá.

Cuando se expande lo suficiente, se habré una puerta hacia un pasadizo... se le llama el paso de antahkarana.
Este paso comunica tu mente con tu alma, de forma consciente.

Desde este momento, por grande y majestuoso que sea el universo externo, se queda pequeño comparado con el maravilloso, incomparable e indescriptible universo que reside en tu interior.

El bálsamo para sanar nuestras heridas es el amor. Amaté y ama... y manifiéstalo.

Derriba tus muros, quítate tu mascara... los muros son una prisión, donde tu te has auto recluido.
La mascara te impide mostrarte tal como eres. Quien no te ame... te acepte, tal como eres... flaco favor te haces, manteniéndote a su lado.

Siempre manifestamos la mejor versión de nosotros mismos... en cada momento manifestamos como nos sentimos... el nivel varia continuamente, manifestamos como nos sentimos en este preciso instante... y nuestro nivel, con sus altos y bajos siempre es susceptible de ser mejorado.

A mayor nivel más serenidad, armonía, amabilidad, generosidad, empatia, sabiduría, tolerancia... lógico, si sanamos, si dejo de doler la herida que nos condiciono durante mucho tiempo...
El cuerpo nunca miente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Vistas de página en total