Nuestro día a día esta diseñado para nublarnos el conocimiento.
Es una prueba constante entre evolución y atención.
Coexistimos continuamente en tres planos: el físico, el mental y el espiritual.
Toda decisión que tomamos, los implica a los tres... aunque no seamos conscientes de ello.
Muchas personas solo son conscientes, de momento, de los dos primeros.
Es en estos dos planos donde padecemos los dolores físicos y los dolores egóicos de la mente... y también es en donde sentimos la carencia de la paz espiritual... nuestra guia para alcanzar la plenitud.
Un hecho, como el encuentro fortuito con alguien, por ejemplo... se produce en el plano físico.
Como lo interpretamos, como reaccionamos, que sensaciones nos produce... se produce en el plano mental.
Y ahora viene la parte que es menos evidente... pero que resulta ser la más importante, porque no existen las casualidades, existen las causalidades.
Llamamos casualidad a algo de lo que desconocemos su causalidad.
El encuentro forma parte, por tanto, de una causalidad.
El hecho se ha producido... mundo físico.
Hemos reaccionado con un determinado ánimo... desde una percepción agradable a una percepción desagradable... que nos impele a reaccionar instintivamente. Mundo mental.
Lo que se ha removido en nuestro interior es lo importante.
Quizá, fue una sensación desagradable o quizá una muy agradable, la percibida por el mundo mental.
Lo que de veras cuenta es como acaba afectándonos emocionalmente, que nivel intimo de satisfacción sentimos... un revulsivo necesario para nuestro crecimiento consciente. Mundo espiritual.
Nos ocurre a lo largo de toda la vida. No hay ningún acontecimiento casual. Estamos siempre rodeados de maestros.
Una relación catastrófica y muy dolorosa... por ejemplo, es un revulsivo para potenciar nuestra fortaleza, sabiduría y autoestima.
El plano físico es el decorado, donde nos movemos.
Es en el plano mental donde actúa el ego o percepción mental.
En el plano espiritual actúa el amor... que es el plano que rige y controla a los dos anteriores.
Las causalidades siempre tienen como finalidad nuestro crecimiento interno.
Todo lo que experimentamos dentro del plano físico, lo vivimos primero desde nuestro nivel de conciencia del momento... plano mental.
Estos dos planos son las herramientas que utiliza el plano espiritual para elevar nuestra conciencia.
Dan igual la intensidad, duración y consecuencias del encuentro... la finalidad última es nuestra evolución.
Por más que no sepamos verlo, el amor está en cada momento presente, en todas nuestras experiencias.
La plenitud solo la podemos alcanzar cuando logramos ser conscientes del plano espiritual... cuando nos amamos y consecuentemente amamos.
Quienes nos dañan en los dos primeros planos, son maestros que nos enfrentan con nuestros limites y nos dan la oportunidad de superarnos.
No se trata de alegrarnos y dejarnos dañar voluntariamente... por propia autoestima.
Pero, si es bueno tomar conciencia del porqué último, del porqué del daño recibido.
Lograr comprenderlo nos indica que áreas de nuestra vida necesitan mejorar.
Para lograrlo hemos de profundizar en nuestro interior... es doloroso al principio, nos da miedo... cuando logramos comprender y superarnos en un gozo, una nueva perspectiva, un nuevo peldaño en la escalera del conocimiento.
Detrás y en cada una de nuestras experiencias siempre se allá el amor.
Te agradeceré comentes y compartas mis reflexiones, juntos aprendemos. Muchas gracias por tu atención.
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