Consecuencias…
inevitables… de la quinta y de la cuarta ley en nuestras vidas.
Comenzamos con la física... para llegar a la metafísica. Las leyes que nos enseña la física están más que comprobadas… Pero... ¡oh sorpresa!... estas leyes no solo actúan en el plano físico, también actúa en el plano mental y en el emocional.
Al final, nos daremos cuenta de que todas las
leyes no son sino manifestaciones de una única ley... y que esta se aplica,
inexorablemente, en todos los planos.
Recordemos… La ley del género… la séptima, nos
dice que los humanos, para manifestarnos, precisamos de un impulso... lo
llamamos polo positivo o masculino, al que lo genera... y llamamos polo negativo
o femenino, al que lo ejecuta. No hay un polo superior al otro. Todos poseemos los dos polos, pero no siempre
armonizados.
La ley de causa y efecto… la
sexta, nos dice que toda causa provoca un efecto... y todo efecto proviene de
una causa.
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Ahora
vamos con la quinta y la cuarta ley… y sobre todo, con las implicaciones de
estas leyes en nuestras vidas… que como comprobarás, nadie escapa a ellas.
La ley de la polaridad, la quinta, nos dice que siempre nos movemos
entre dos extremos … de un extremo a otro… continuamente… hasta que la causa
que genero el movimiento ha quedado anulada.
Un movimiento se pone en
funcionamiento por una causa física o por una emocional.
Por ejemplo…amor y odio, pereza y diligencia, altruismo y egoísmo, luz y oscuridad, frio y calor... con
multitud de grados intermedios en su recorrido.
De hecho el odio es un muy bajo grado de amor o el frio lo
es del calor. No podemos saber dónde termina uno y comienza el otro… es una
apreciación subjetiva.
No es que haya odio en el mundo… lo que hay es una falta
grave de amor.
Todo fluye
dentro/fuera. Avance y retroceso continuo, pero a diferentes tiempos y
espacios...
Vamos con la Ley del ritmo… la cuarta, nos dice que estos
movimientos, de extremo a extremo, tienen distintas velocidades y distancias máximas
en sus recorridos. Puede ser desde muy rápidos a muy lentos... desde muy amplios
a muy estrechos. Siempre de extremo a extremo… y vuelta a comenzar.
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Toma conciencia de ello… Cada pensamiento, palabra y obra, pone en marcha, por
la ley del género... una causa.
Estas Leyes son las responsables desde la creación
y destrucción de mundos... vida y muerte no son sino los dos extremos del mismo
movimiento del péndulo… hasta de nuestra respiración.
Para iniciarse el movimiento en
un péndulo, claro ejemplo físico de la ley de polaridad, se necesita un impulso
o causa inicial, que es lo que golpea la
bola...... y es entonces cuando la bola inicia su recorrido...... y se balancea
por igual, tanto hacia la derecha como hacia la izquierda, hasta agotar la
energía del impulso.
Pero... si la causa es
emocional... una lección de vida, que hay que aprender... puede llevarnos
varias encarnaciones, el impulso solo se agota cuando la lección ha
sido aprendida... y mientras no la aprendemos… alimentamos el impulso.
Puedes suponer que todos los
péndulos se pararán el día de nuestra muerte... pero eso es una ilusión.
Todos y todo, como nos dice la física, es energía manifestándose… la energía ni
se crea ni se destruye… solo se transforma. Una vida es solo una manifestación…
si creías que te escaparías de tu aprendizaje, y de las consecuencias de tus
actos… para bien o para mal… muriéndote… replantéatelo.
A nivel consciente no lo recordamos...
pero a nivel supra consiente el péndulo sigue activo. Se le conoce como karma.
Muchas
veces vivimos, una y otra vez, las mismas experiencias dolorosas... con
diferentes decorados... y no entendemos la causa que las provoca.
Solo
cuando las comprendemos, podemos superarlo.
Podemos
ir moviéndonos por comprensión o por desesperación... mientras que en el primer
caso vamos bien encaminados... en el segundo, sí, cambiamos... pero como no
sabemos lo que provoco el dolor... podemos ir a peor.
En algunas ocasiones pensamos que nos hemos equivocado... o
que se nos ha perjudicado... o que tenemos mala suerte... o que el destino es
cruel.
Verás... nuestra percepción es muy limitada.
Decidimos si algo es bueno o malo, según nos sentimos... pero
la Vida no va de que busquemos responsables o estemos felices en todo momento…
la Vida va de aprender, de elevar nuestra conciencia. Y todo lo que
experimentamos, forma parte de la lección.
La vida es una escuela, donde el método de enseñanza es la
experimentación... y el temario… es secreto.
Nuestra única guía es si nos sentimos bien o mal... como el
juego infantil del caliente o frio.
Hay satisfacciones momentáneas... pero que se tuercen
enseguida, pues no nos hemos encarrilado correctamente.
No nos gusta sentirnos mal... es como estar
sentados sobre un hormiguero... queremos salir de allí... el problema es hacia
donde, no sea que caigamos en otro lugar inhóspito.
Con las experiencias vamos aprendiendo... cada uno a su ritmo.
Los placeres momentáneos... son eso… momentáneos.
Busca la serenidad, la paz y el sentirte bien con tus
decisiones... a largo plazo.
Vivimos como fatal el romper una relación, perder nuestros bienes, una
traición, las injusticias, la muerte de seres queridos... o la propia.
Y para la vida, estos hechos, son solo decorados.
A ella, lo que le importa, no es lo que vives… sino como lo vives.
Para la Vida no hay buenas o malas decisiones… hay grados de conciencia,
y su misión es elevárnosla. Desde el nivel más bajo de conciencia en el plano
físico… hasta el más elevado en el plano espiritual.
La vida es muy básica... generosidad o egoísmo, calma o ira,
venganza o perdón, ignorancia o sabiduría, pereza o diligencia, coraje o temor
…
Esto es la manifestación de ley de la polaridad... en su nivel
más alto o en el más bajo… que actúa bajo el mando de la ley de causa y efecto,
provocado por la ley del género.
A la vida le da igual que seamos lentos o rápidos, nos va
enseñando... sin prisa pero sin pausa.
Caliente... vas bien.
Frio... vas mal.
Si tiramos una piedra en un estanque, se originan unas ondas que se van alejando y ampliando... lo mismo ocurre con un sonido y sus reverberaciones.
Y lo mismo ocurre con el amor y el odio... desconocemos lo lejos que pueden
llegar sus efectos.
La vida pone y quita situaciones, todas tienen un porque...
lo que decide que ha de ser... será, por más que trates de impedírselo… y lo
que no ha de ser no será, por más que trates de provocarlo.
Tu escoges como te sientes… no escoges la situación… y lo que escoges…
depende de tu nivel de consciencia.
Concéntrate en cómo reaccionas…si actúas sin pensar... basado
en el impulso momentáneo... o eres capaz de meditar en cómo te sentirás y en
las consecuencias.
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Las leyes de la polaridad y del
ritmo, nos recuerdan, que lo único fijo es el cambio.
Recuérdalo tanto en los
momentos buenos… como en los malos. Todo es pasajero.
Todos y todo estamos sometidos a las leyes de la polaridad y del ritmo ... las
mareas, el latido del corazón, la respiración, la creación y destrucción de
mundos, nuestros estados de ánimo...
Todo es un continuo venir de... para ir a.… focalizamos, o lo intentamos, en el
presente… para tener el punto de referencia... pero, muchas veces, nuestra
mente se muestra errática... se despista, viaja hacia un pasado... que ya no
volverá, o hacía un futuro incierto, lleno de probabilidades, ilusiones y
miedos... pero no de certezas... y se pierde vivir conscientemente lo único real…
el presente.
La Ley del ritmo, cuando actúa en el
plano emocional, nos dice que el balanceo va decreciendo... a medida que vamos
ampliando nuestro conocimiento, y que podemos lograr polarizarnos donde
deseemos ... pero solo en el nivel elevado de nuestra conciencia, antes somos
sus esclavos.
Siempre
actuamos en dos niveles de conciencia... en uno nuestra mente está embotada… y
en el otro más clara… El plano inferior es nuestro nivel más bajo y el superior
el más alto… vamos cambiando de planos a medida que ampliamos conciencia.
Podemos
neutralizar los efectos de una causa en el plano inferior pero no en el
superior... por ejemplo... tomemos como muestra una persona, a la que se le ha
infectado una muela, pero no lo sabe y le duele horrores. Alguien le habré la
boca y se la arranca.
En el
plano inferior, la persona siente el dolor que tiene y el que se le ocasiona...
y lo vive como una desgracia y un ataque... y le producen miedo, impotencia y
rabia.
En
el plano superior, esta persona ya comprende lo que le causa el dolor y el porqué
del quitarle la muela... sí, vive los dos dolores, pero al comprender la causa,
no se desespera y contribuye a su sanación. Ha neutralizado su ignorancia con
conocimiento... el resultado es mucho menos doloroso y no le provoca el trauma
de vivir una experiencia que no comprende.
Fíjate en ti mismo.
Toma conciencia de cuantos péndulos están oscilando, en este momento, en tu
vida ... de los que seas consciente.
Podemos tener péndulos
oscilando con el impulso de aprender a ser generosos, confiados, solidarios, leales,
responsables, justos...
y solo somos conscientes de ellos cuando cesan, porqué la lección ha sido
aprendida y asumida...
y nuestra conciencia, por
efecto del nuevo conocimiento, se habrá ampliado.
Avance
y retroceso continuos, pero con diferentes tiempos y espacios...
Tenemos la
misma capacidad de amar que de odiar. Nuestro mayor grado de placer… se
corresponde con nuestro mayor grado de dolor.
La
serenidad es lograr el equilibrio entre los dos extremos... perderemos puntas de
placer... y perderemos puntas de dolor.... pero nuestra visión será más clara,
pues los extremos nos embotan.
Nos
dicen estas leyes, que siempre, primero se experimenta una lección y después,
nos beneficiamos de ella. La ignorancia siempre precede a la sabiduría.
No
podemos escapar a sus efectos... pero podemos controlarlos. No es lo mismo, en
el rio, nadar que ser arrastrados por la corriente.
La
causa quedara neutralizada cuando, con los vaivenes del péndulo que
necesitemos, hayamos comprendido y asimilado la lección.
El nivel
aumentado de conciencia nos permite escoger lo que queremos manifestar... pero…
la ley de causa y efecto hará que, al igual que el labrador... cosecharemos lo
que hemos sembrado... amor u odio, por ejemplo… y multiplicado, claro.
Si te das cuenta de que has
iniciado un movimiento no deseado, solo tienes que neutralizarlo para pararlo…
y para hacerlo tienes que situarte en su polo opuesto … has dañado, por ejemplo…
reconócelo y restituye a la víctima… así de fácil y justo.
Si tu intención sincera es
reconocer y restituir… pero no puedes hacerlo… tu intención y el haber
aprendido la lección, también paran el péndulo… no sin antes, de alguna manera,
haber compensado tu daño ayudando a un tercero.
La Vida no admite trampas ni atajos, recuérdalo.
La
intención es la causa primera de todas las causas... la intención marca la
polaridad...... y la polaridad marca la manifestación.
No
es lo mismo regalar una limosna a un necesitado, porque nos mueve la
compasión... que regalar para que se nos considere generosos.
La
causa primera es generosidad en el primer caso y en el segundo egoísmo... y los
efectos serán contrarios.
Nuestro nacimiento y muerte no son sino un balanceo del péndulo... que se acabara,
solo, cuando todo nuestro aprendizaje haya sido completado.
Cuanto más nivel de
conciencia... menos dolor físico. Somos ya más conscientes de las causas y de
sus consecuencias...
Las leyes de la polaridad y ritmo, en grados elevados de conciencia, seguirán
actuando, al igual que la del género y la de causa y efecto… pero sus
manifestaciones serán más sutiles... y una vez aprendida una lección podremos
controlarla.
Podemos sumar correctamente cuando
ya hemos aprendido a hacerlo.
Como la ignorancia precede, siempre, a la sabiduría… Primero la lección… y luego
el disfrute de aplicar el conocimiento adquirido… y ¿Qué mejor manera de
aprender, que experimentar en carne propia los efectos de nuestras decisiones? Es
aquello de que quien a hierro mata… a hierro muere.
A más consciencia más responsabilidad, evidentemente... y las lecciones
impartidas son más complejas... primero se nos enseña a sumar... algo
completamente desconocido.
Más adelante se nos enseñan
formulas muy complejas... pero ya entendemos los principios por los que se
rigen.
Cuando hemos llegado a un cierto grado de conciencia... y por algún motivo no
actuamos de acuerdo con ella... significa que en realidad no lo teníamos
asumido... y la ley de la polaridad nos devuelve al inicio de la causa...
volvemos a un grado de conciencia muy limitado y volvemos a recorrer todo el
camino, para esta vez aprender bien la lección. ... pero nos queda como un remanente de lo que
habíamos llegado a ser... sin saber conscientemente que es.
Es como contemplar el majestuoso cielo estrellado... y no recordarlo después...
pero algo nos dice que hay algo maravilloso no sabemos dónde... y lo añoramos.
No es un castigo este retroceso, es una nueva oportunidad de aprender... y
tenemos tantas oportunidades como necesitemos.
Dicho de otra manera, nuestro aprendizaje está asegurado, por eones que nos
cueste completarlo.
Nos
dicen estas leyes, que siempre, primero se experimenta y se aprende una lección
y después nos beneficiamos de ella.
No
podemos escapar a los efectos de las causas... pero podemos controlarlos. No es
lo mismo, en el rio, nadar que ser arrastrados por la corriente.
La intención es sagrada, ella es la causa inicial
de todo inicio de movimiento.
No es
lo mismo dar una limosna a un necesitado, porque nos mueve la compasión... que
regalar para que se nos considere generosos.
La
causa primera es generosidad, en el primer caso… y en el segundo egoísmo... y
los efectos serán contrarios.
Te agradeceré comentarios a todas mis
reflexiones... juntos, aprendemos y nos enriquecemos.
Muchas gracias por tu atención
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