martes, 16 de abril de 2024



La parusía

El tiempo pasado no volverá.
El presente no se quedará.
El futuro es incierto... no por ello terrible.
Vivimos inmersos en ciclos mucho más amplios que los días y las noches o las estaciones.
Por poner el ejemplo más básico, el día, las horas pasadas no volverán, el presente no permanece, el futuro es la consecuencia...
Noche y día no son regalos y castigos divinos.
Distintas religiones y culturas nos hablan del final de esta civilización... digamos que llega la noche... y a está le seguirá un nuevo y esplendoroso amanecer.
No sabemos el día ni la hora, se nos dice. Pero hay que prestar atención a las señales.
Nuestro Ser esta encarnado en un cuerpo, que emite diferentes vibraciones... según su nivel de conciencia.
La Tierra es también un ser vivo, también emite su propia vibración...
Al igual que nosotros pasamos por diferentes etapas desde nuestro nacimiento, la Tierra también.
No podemos concretar el momento exacto en que pasamos de una etapa a la otra... solo constatar lo evidente, cuando ha sucedido.
Una niña deja de serlo en el momento en que su cuerpo menstrua... no sabe el día ni la hora exactos.. pero su cuerpo va emitiendo señales de que el momento se acerca.
La vibración de la Tierra ha de ser armónica con la de sus habitantes. Si la Tierra llega, en su evolución, a una nueva etapa... los habitantes que emitan vibraciones compatibles la acompañarán. Será una nueva etapa. Un nuevo día. Un nuevo ciclo, para todo el conjunto.
Los habitantes que no vibran en armonía, no desaparecerán... la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Pero no acompañarán a la Tierra en esta nueva etapa. Su nivel de vibración no es aún lo suficientemente elevado.
Será como un desdoblamiento, continuarán en una Tierra en su versión actual...
Nada es permanente, solo el cambio.
Alcanzaran la nueva vibración más tarde.
Quienes aún gatean, no pueden seguir el ritmo de quienes ya han aprendido a andar... ni disfrutar de las mejoras que conlleva la nueva etapa.
Se nos ha alertado de las señales, de que se acerca el cambio.
El aumento de las manifestaciones vibracionales bajas... guerras, enfermedades, injusticias, egoísmos...
Aparecerán nuevas tribulaciones. Viviremos inmersos en la zozobra de una calamidad tras otra.
Nuestra percepción del tiempo se distorsionará, tendremos la percepción de que se ha acelerado... continuando su paso regularmente.
Ante tanto caos y dolor aparecerá un falso salvador, que nos prometerá paz y bienestar.
Y es entonces, cuando a los tres años y ocho meses de esta proclama... llegará la parusía... el cambio de vibración de la Tierra se hará efectivo.
Todo cambio energético conlleva una manifestación, será un resplandor que recorrerá la tierra de este a oeste.
No se castigará a unos y premiará a otros. Solo acontecerá que cada uno se adecuará al nuevo estado vibratorio.
El apocalipsis nos dice que, cuando llegue la parusía, ya todo estará hecho. Que quien este en casa se quede en ella, que si esta en la calle lo mismo.
Que habrán dos hombres arando un mismo campo y uno dejara de ser visible para el otro.
Solo percibimos unos grados de vibración... sabemos que existen, pero los infrarrojos y los ultravioleta no los vemos.
No se puede aumentar la vibración de manera especulativa... la causa primera sería egoísmo y/o miedo, vibraciones bajas, la treta no daría resultado.
En el final de etapa surgen muchos falsos salvadores. Su misión es dar una nueva oportunidad de decidir, a quienes les oyen... si les creen o se apartan. La duda y su resolución conllevan un cambio de vibración.
Los cambios de vibración se producen por convicción, no por interés.
Venimos a aprender a amar y amarnos... sin prisa, pero sin pausa se nos va enseñando.
Quienes emiten ya una vibración elevada, conviven con quienes vibran más bajo... solo cambia su percepción de la realidad.
Su realidad es más luminosa... son percibidos, de manera inconsciente, como un faro... que guía a quienes desean alcanzarla 🙂

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