Las palabras son expresiones de emociones y sentimientos.
Los pensamientos también.
Las podemos emitir de manera más o menos consciente.
Pueden dañar, sanar, acariciar, aburrir...
La palabra se materializa al emitir nosotros una vibración, emitida en una determinada frecuencia, dada por la emoción o sentimiento que la ha provocado.
El pensamiento también emite su vibración.
Aquí no valen trampas... cualquier palabra o pensamiento emitido, amor por ejemplo, vibra a una determinada frecuencia según la intención inicial... expresar un sentimiento noble, mentir, alabar, banalizar... etc.
Más allá de si el receptor es capaz de distinguir la intención y con ello reaccionar... a quien más afecta es a quien la emite.
Me explico.
Somos en última instancia energia vibrando a diferentes frecuencias, determinadas por como nos sentimos... e influenciadas por frecuencias externas que nos afectan.
Nuestras palabras o pensamientos, emiten una determinada frecuencia... fiel reflejo de nuestra vibración general en este momento... con lo que lo que logramos es potenciar esta vibración... la retroalimentamos.
Si emitimos palabras o tenemos pensamientos de baja frecuencia de manera frecuente... esta vibración repercute en nuestro estado anímico, del estado anímico a materializar dicha vibración solo hay un paso... y es inevitable.
Soy un perdedor, no me importa la gente, soy una desgracia, todo me sale mal, soy feo, nadie me quiere, te odio, etc... o emitimos palabras amables con falsa intención, nuestra vida será un desastre.
Quizá tengamos periodos de calma e incluso bonanza... pero nuestro estado anímico, ese que intentamos que no se descubra porqué nos hace muy vulnerables, será un desastre.
Un ejemplo claro de como nos afectan las vibraciones son las canciones y la música que las acompaña. Según su mensaje pueden alegrarnos, calmarnos, irritarnos, deprimirnos... y cambiar nuestro humor por periodos más o menos largos de tiempo.
Tomar conciencia de lo que emitimos... recuerda que no valen trampas... nos permitirá cambiar nuestra vibración.
Cuanto más alta es la vibración... más claridad mental, serenidad, empatia, generosidad y bienestar sentimos... y como consecuencia emitimos.
Cuando dos o más personas interactúan, es la suma de todas las vibraciones la que afecta al conjunto.
Se necesita mucha fuerza mental para mantener la propia.
Todos detectamos los ambientes cargados o agradables instintivamente... aunque no siempre tenemos la capacidad de alejarnos de los cargados.
Te voy a contar un simple truco para lograrlo.
Ante una situación, donde notas un cierto ambiente hostil, solo tienes que cerrar los puños manteniendo el dedo pulgar dentro.
Es algo que no llama la atención... y que cierra tu circuito vital, protegiéndote de injerencias no deseadas externas. Notarás como aumenta tu fuerza mental al poco tiempo.
Presta atención a lo que emites y protégete de emisiones externas toxicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario