Cuerpo satisfecho con alma triste, no proporciona felicidad.
Muchas veces, cuando mimamos a nuestro cuerpo dándole todas las gratificaciones que podemos, acabamos no sintiéndonos felices.
El alma no se nutre de sensaciones, se nutre de sentimientos. Al alma no le valen las drogas.
El alma se siente feliz cuando está despierta y bien alimentada.
La satisfacción de una comida está en el gusto cuando pasa por la boca y la somnolencia cuando se digiere... los efectos en el cuerpo a largo plazo, pueden provocar: aumento de peso, problemas digestivos, falta de nutrientes básicos y enfermedades varias.
La satisfacción de las bebidas alcohólicas, sigue la misma ruta.
Lo mismo ocurre con: el sexo, las compras compulsivas, actividades de riesgo, aturdir la mente con actividades varias para acallarla... incluso ocurre con: las manipulaciones, mentiras, estafas, injusticias... satisfacción inicial para quien las usa en su beneficio... que acaba convirtiéndose en desprecio intimo.
El alma se adormece temporalmente ante estas satisfacciones... pero en cuanto pasa el corto efecto de la droga de turno, se siente triste, descorazonada, hambrienta... y cada vez más.
Caemos en éstas practicas autodestructivas cuando nos sentimos mal.
Nuestra Vida no sigue el rumbo que desearíamos... y no sabemos como lograrlo.
Estamos agotados y necesitamos acallar nuestros pensamientos.
Buscamos un alivio temporal.
Estas satisfacciones pueden crearnos adicción.
Necesitaremos ir inyectándonos placeres... y cada vez mas fuertes, para lograr el mismo resultado.
Cuando baja el efecto, la tristeza del alma vuelve a estar presente.
No es necesario renunciar a nada, todo en su justa medida... todo cuando está bajo nuestro control, es bueno.
Nuestra alma se nutre del amor en todas sus variedades: generosidad, ternura, solidaridad, respeto, entusiasmo, agradecimiento... si le faltan se deprime, se entristece, se duerme.
Yo Soy la energia pensante incognoscible para la mente humana y eterna, de la que toda manifestación forma parte.
Yo Soy, manifestándome en: cuerpo/mente/espíritu o alma.
En relevancia por su importancia van en el mismo orden: cuerpo o vibración más baja, mente o vibración media, espíritu o vibración alta.
A más alto grado de vibración mas despiertos y bien nos sentimos.
En este mundo me manifiesto en la dualidad. He creado esta realidad bajo las siete leyes universales que nos detalla el kybalion.
La ola es el mar manifestándose, lo sabemos todos.
A nadie se le ocurre que la ola es independiente del mar.
El mar es infinito, la ola es una manifestación.
Acabamos entendiendo que toda creencia de independencia es una ilusión.
Toda ola tiene un impulso y características propias, claro que si.
Toda ola, por ser el mar, posee un cierto grado de conocimiento... desde ignorar su esencia al pleno conocimiento.
Lamentarse por ser solo momentáneamente la efímera ola y no complacerse y maravillarse de ser el infinito mar, es poseer un grado de autoconocimiento bajo.
Disfrutar plena y satisfactoriamente del momento, disfrutar de las inmensas posibilidades de la ola... solo puede lograrse con el alma despierta.
La ola, con el alma despierta, es consciente de la sensación de unión y fuerza que le otorgan las demás olas... porqué todas somos el mar.
Las luchas de poder, las envidias... dan paso al respeto, la comunión y el placer de manifestarnos.
Agarrarnos a lo efímero nos lleva al desespero... pero solo es temporal. Cuando la ola se desvanece en la orilla toma conciencia de que no es la ola, sino el mar.
Te agradeceré comentes mis reflexiones, juntos aprendemos. Muchas gracias por tu atención.
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