lunes, 1 de septiembre de 2025

253- Cuando nos enfadamos

 




 Cuando nos enfadamos... cuando sentimos envidia, celos, nos sentimos frustrados, engañados, estafados, traicionados, abandonados, airados... evidentemente tenemos nuestros motivos, creemos que es injusta la situación que nos lo ha provocado... pero... inevitablemente nos sentiremos muy mal.

¡Somos seres sintientes!
Estas emociones repercuten en nuestro cuerpo, nuestro estado de ánimo y nuestra mente.
No podemos pensar con claridad, nuestro cuerpo esta tenso... podemos llegar a enfermarnos y nuestra visión del mundo es oscura.
Nos cuenta tomar conciencia de en cuanto nos estamos perjudicado nosotros mismos, al haber perdido el control de nuestras reacciones.
Tenemos nuestras razones, queremos solucionar el problema que ha causado todo ello... pero si la mente no está clara, si nos dejamos arrastrar por la reacción instintiva a lo que nos a golpeado... vamos a tardar en hacerlo, porque muchas veces lo que queremos, antes que nada, es vengarnos, castigar a quien nos ha dañado... y esto quizás nos bloquee por mucho tiempo.
Cuando nos serenemos, en algún momento, aunque sea por puro cansancio, lo conseguiremos... y seamos capaces de ver las consecuencias de nuestra falta de control, quizá lleguemos a la conclusión de que nos hemos dañado mucho más nosotros mismos, que el daño inicialmente recibido.
Claro que nos duelen muchas cosas... nos duele todo lo que nos daña el alma o la mente.
Pero la venganza no borra el dolor sufrido, es más, puede que sea el inicio de un ciclo de venganzas... quien nos daño quizá decida a su vez vengarse... porque una buena venganza a de provocar más dolor que el recibido.
Hay religiones que promueven la venganza... o hay suficiente documentación histórica de reyertas que van pasando de generación en generación.
La venganza no tiene nada que ver con la sabiduría ni con el Amor, que es su máxima expresión... que es lo que realmente solucionaría el problema.
En la venganza solo cuenta la inteligencia... y mientras está activa nos sentimos mal.
Seria bueno, cuanto antes mejor... para no empeorarnos más la situación, analizar realmente el porqué de nuestro dolor.
Algunas veces con quien estamos realmente enfadados es con nosotros mismos... por no haber sabido ver con antelación lo que se avecinaba.
No hemos sabido hacerlo nosotros... que nos teníamos por mucho más listos, por mucho más perspicaces, por mucho más fuertes... y esto nos daña el orgullo.
Aceptarlo cuesta, hay que mirar dentro y no fuera. La culpa es muy negra... y probamos de buscar a otro culpable, la mente es muy buena buscándolos.
Hay personas que se tienen en muy baja autoestima y, aunque sientan el dolor, que consideran completamente injusto... y deseen devolverlo... desisten porqué se ven incapaces de lograrlo. El rencor se les va acumulando... y bajan aun más su autoestima.
Si ya hemos comenzado a tomar conciencia de que todo lo que vivimos tiene un propósito, es probable que nos serenemos más rápidamente.
No se trata de buscar culpables ni fuera ni dentro.
Se trata de comprender que esto es una lección más de vida.
Se trata de comprender qué es lo que tenemos que aprender de esta experiencia.
Quien nos ha dañado nos esta llevando a nuestros limites... y nos brinda la oportunidad de superarnos.
Es cuestión de poder llegar a ver la situación desde otra perspectiva.
Cuanto más ampliamos nuestra conciencia, más aumentamos nuestra comprensión de una situación... tenemos en cuenta más condicionantes.
Nuestro mundo se va ampliando desde solo tener consciencia de mi mismo... a abarcar que todos y todo somos El Todo manifestándose.
Todo lo que pensamos, decimos y hacemos... refleja fielmente el grado de conciencia que tenemos en cada momento.
La vamos aumentando... experimentando y comprendiendo.
Todas las experiencia... da igual como las cualifiquemos... están diseñadas para este fin.
Si solo nos focalizamos en nuestra mente, solo nos centramos en nosotros mismos... por la información externa que recopilamos. Nuestra perspectiva está muy limitada.
Si nos focalizamos en nuestra conciencia... nuestra perspectiva se expande... y esta expansión no tiene limites.
Cuando nos sentimos bien, tranquilos, en paz con nosotros mismos... nuestra visión del mundo es más clara. Nos sentimos más tolerantes, generosos, compasivos, comprensivos... con el mundo y con nosotros mismos.
Nos amamos, nos respetamos y actuamos bajo este condicionante.
Cuando alguien nos daña... a nivel consciente no esta en este estado... y sus actos lo reflejan.
Es evidente que quien se respeta, respeta... siempre condicionado a su nivel de conocimiento.
Pero a nivel supra consciente, quien nos daña nos está brindando la ocasión de superar nuestro nivel de conciencia... y muy probablemente también algo esta aprendiendo. Todos somos a la vez maestros y alumnos.
Tenemos que lograr llegar a tomar conciencia de que no es lo mismo el actor que el papel que representa.
Tenemos que lograr llegar a tomar conciencia de que en esta obra de teatro, que es la Vida, el argumento... la finalidad de la representación... es elevar nuestro nivel de Amor.
Cuando lo logramos, el actor, por más que represente fielmente el papel que le ha sido encomendado, se siente hermanado con el resto del reparto.
Disfruta de su personaje y se divierte.
Mientras no lo logramos, si olvidamos que somos el actor y no el personaje... la obra carece de sentido.
El actor conoce el guion y su finalidad... el personaje va perdido.
A más conocimiento más Amor.
Te agradeceré comentes y compartas mis reflexiones, juntos aprendemos. Muchas gracias por tu atención.
Cursos y terapias de Reiki presenciales y a distancia.
Terapias gratuitas a distancia, grupales, una vez al mes en colaboración con la associació Antahkarana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Vistas de página en total