Nuestra realidad es el mundo de la materia... aunque sabemos que no solo nos manifestamos en esta realidad. Por poner un ejemplo, los sentimientos y los sueños son inmateriales, intangibles e ilógicos.
Nuestra conciencia se mueve entre dos planos, el de la mente y el del espíritu o alma. El de la mente es la de los hechos concretos y perecederos... y el del alma es la abstracta e imperecedera.
Un dia tomamos conciencia de que el mundo es nuestro reflejo... por más que nos lo queramos fervientemente negar algunas veces.
¡Es innegable que vemos el mundo tal cual somos! piensa el ladrón que todos son de su misma condición.
Lo primero que hacemos cuando comenzamos a comprenderlo es negarlo.
¿Como van a ser las barbaridades que se cometen mi reflejo?
Ni hablar, esta afirmación es falsa. Yo no soy malo... o no tanto... y tengo mis razones para actuar como actuo.
He aquí una historia, que leí en internet, de la que desconozco al autor.
Créditos a quien corresponda.
Un conejo andaba paseando por el campo y se encontró con un montón de ruinas... evidentemente el conejo no tenia idea de que es lo que era una ruina... para él era una parte más del paisaje.
Su curiosidad le hizo investigar.
Llegó a una gran sala... que estaba repleta de conejos como él. Les sonrió y todos le devolvieron la sonrisa, cosa que le alegro mucho.
Se despidió de todos ellos, no quería interrumpir aquella agradable asamblea... y ellos también se despidieron amablemente de él... salió de la sala muy contento por el encuentro.
Se marcho diciéndose que algún día volvería a este lugar y además lo recomendaría.
Pasó el tiempo y por allí pasó otro conejo. Su curiosidad, al igual que le ocurrió al primero, le hizo adentrarse en el lugar.
Llegó a la sala y vio a todos los conejos.
De entrada de asustó... no sabía las intenciones de aquel grupo.
Sus miradas no eran tranquilizadoras.
Decidió que era un ambiente hostil y se marcho rápidamente, sin intentar ningún tipo de contacto con ellos.
No volvería nunca más a un lugar tan desagradable.
Advertiría de su peligrosidad a otros posibles incautos.
Lo que ni el primer conejo ni el segundo supieron nunca, porqué los conejos no conocen la escritura humana, era que, entre los escombros, un letrero indicaba que aquellas ruinas habían sido parte de un parque de atracciones. Concretamente estos escombros habían sido el salón de los espejos.
Los dos se vieron reflejados en los espejos, se vieron a si mismos, se vieron exactamente como ellos se sentían... eso si muy amplificado.
Si logramos mirar serena e imparcialmente en nuestro interior... y luego analizar la imagen que nos transmite el espejo, da igual el del mundo o el de nuestro baño, veremos reflejados en él, con fidelidad absoluta, la manifestación de como nos sentimos en este preciso instante...todas las batallas (incongruencias, miedos, esperanzas, deseos, emociones y sentimientos) que nos afectan en este instante.
Auto engañarnos solo nos sirve momentáneamente.
Todos, en realidad, sabemos si nos avergonzamos o no de nosotros mismos.
Sabemos si podríamos ser mejores, aunque escojamos no serlo... para cualquiera de nuestros comportamientos nuestra mente tiene razones que los justifican.
Hasta el más ignorante y tirano sabe si su comportamiento es dañino para el resto. Le cuesta mucho más comprender si lo es también para él.... su miedo, su ignorancia y su falta de empatia ciegan su conciencia.
Un día nos preguntarnos el porque los humanos somos como somos.
Es una evidencia que todos creemos que tomamos nuestras decisiones... y que nuestro criterio varia.
Constatamos que unos eligen mayoritariamente que sus decisiones se basen en el bien común y otros en el suyo propio... y que la motivación de las decisiones va cambiando según el estado de animo y el conocimiento acumulado.
Lo que es evidente es que para poder decidir tenemos que poder escoger. es indispensable tener diferentes posibilidades para cada elección.
Imagina que nuestra realidad es, en realidad, una obra de teatro.
Un sueño, una mera ilusión... que mientras se representa la damos por real.
Plantéate si quizá es esta la definición más exacta de lo que denominamos realidad.
La vida es sueño y los sueños sueños son - Calderón de la Barca.
Una representación como las que nosotros representamos y contemplamos todos los días en los teatros... solo que en esta, estamos todos, actores y espectadores actuando como personajes.
Hay personajes buenos, malos, perversos, generosos, ignorantes, sabios... cada uno cumplen su función para el buen desarrollo de la obra.
Sabemos que un actor no es su personaje... ni tiene porque parecérsele.
En todo buen guion los personajes poseen luces y sombras... de las que muchas veces no son plenamente conscientes.
Para los que poseen luces en un buen grado, pero lo desconocen o no les dan importancia... los demás personajes tenemos una palabra que los define, les llamamos humildes y buenas personas.
A los que poseen en un buen grado sombras, pero lo desconocen o no les dan importancia... tenemos muchas palabras para definirlos... yo me quedo con una, infelices.
Y todos los infelices que conozco desearían dejar de sentirse así... pero no saben como.
De hecho a más luces, consciente o inconscientemente, más paz, serenidad y bienestar del personaje.
A más sombras, consciente o inconscientemente más infelicidad, angustia, temor e ira del personaje.
No hay personaje en la obra, que no lo refleje fielmente. Puede intentar camuflarlo... pero sus gestos, sus palabras o sus actos le delatan.
Un personaje humilde y buena persona desconoce, la envidia y la soberbia.
Se alegra por los logros ajenos y reconoce sus limitaciones.
Al carecer de envidia y soberbia su carácter es amable y cooperativo.
Su nivel de satisfacción, felicidad o serenidad son muy altos.
Los infelices viven en un nivel de satisfacción que es justo contrario.
Todos los personajes poseemos diferentes grados de luces y sombras.
Si nos sentimos contentos, nuestro estado de ánimo nos predispone a la indulgencia y la generosidad.
Si nos sentimos mal... la indulgencia y la generosidad brillan por su ausencia.
Vamos fluctuando entre los dos extremos. Cada personaje tiene un ángulo de fluctuación diferente.
Nuestros personajes estan llenos de dudas, contradicciones y certezas en diferentes grados. Así está escrito en el guion.
¿Que personaje ante un dolor intenso que cree injusto, no ha manifestado... un momento siquiera rabia ciega, aunque sea normalmente una persona serena?
¿Que personaje ante muchas dificultades no ha envidiado las ventajas de otros?
¿Que personaje no se ha sentido amenazado por peligros externos... aun en el caso que solo él los crea posibles?
¿Que personaje no ha dudado de su valía, de sus conocimientos, de sus creencias?
¿Que personaje no ha deseado sentirse plenamente amado, respetado, comprendido... y consecuentemente se siente muy frustrado, con ira y solo si no lo consigue?
La diferencia de actuación, en cada situación, radica en el autocontrol y el auto respeto que caracteriza al personaje concreto.
En cuales son los limites que no se permite traspasar.
El guion tiene por finalidad acabar concluyendo que el amor es el pleno bienestar, conclusión a la que se llega bien por experiencias propias... bien por experiencias ajenas.
Ningun personaje quiere sentirse mal, despreciable o tirano... es mucho mejor para él sentirse bien, apreciado y amado.
El papel de malo, tirano o desgraciado es imprescindible en el transcurrir de cualquier obra, para el desarrollo del argumento. ¡Algun actor tiene que interpretarlo!
En esta obra, en esta realidad que damos como cierta, todos somos personajes... interpretados por sendos actores... de los que no somos plenamente conscientes.
De hecho cada uno se cree que interpreta el personaje principal visto desde su perspectiva... siendo a la vez comparsa y espectador de las del resto... difícil pero cierto.
El malo nos provoca rechazo.
Si el malo cambia y se vuelve bueno, nos conmovemos y alegramos.
Si el bueno se convierte en malo lo despreciamos.
Deseamos que el bien siempre triunfe sobre el mal.
El mundo que percibe el personaje.... si analiza serenamente las causas de los problemas y virtudes que acontecen.... concluye que es un reflejo de su interior.
Es el efecto espejo, refleja exactamente lo que cada uno somos.
Visto desde fuera, esta locura de mundo tiene su lógica.
Como actores, que en realidad es lo que somos, no damos vida a nuestros personajes para disfrutar de unas idílicas vacaciones, en un centro turístico o para distraernos.
Nosotros hemos venido a trabajar... a experimentar.
Concretamente hemos venido a experimentar el amor... en todos sus grados... y comprender las ventajas e inconvenientes de ellos, bajo todas las perspectivas posibles.
La finalidad de la obra es mostrar que, el personaje, a medida que va transcurriendo la obra, acaba deduciendo que en realidad es el actor... experimentando el amor en todas sus posibles manifestaciones.
La comprensión plena del amor llega cuando hemos experimentado todas las posibles situaciones...ser generosos, pacientes, amables, egoístas, victimas, verdugos...
Podemos comprender tanto por propia experiencia como a través de las experiencias de otros.
Esto nos puede llevar mucho tiempo, muchas obras de teatro. En cada obra se experimenta con algunas.
Al acabarse el ciclo ya hemos experimentado y comprendido todas las ventajas he inconvenientes.
El grado de comprensión va mejorando a medida que experimentamos.
La comprensión, se tarde lo que se tarde, siempre acaba produciéndose.
Al principio los personajes vemos el mundo con sus grandezas y miserias, pero sin reconocernos particularmente parte de ellas... después nos damos cuenta de que, a medida que cambiamos nosotros, el mundo también cambia... hasta que llegamos a la conclusión de que el mundo es nuestro espejo, nuestro exacto reflejo, la imagen que nos muestra es la nuestra.
Todas las decisiones que tomamos como personajes, nos definen exactamente en el momento de comprensión en el que estamos en ese momento, según el guion.
Decisiones, que el personaje toma a través de muchas dudas, renuncias, miedos, inseguridades, esperanzas...
En toda obra de teatro, el guion, evidentemente, se escribe y prepara su ejecución, con anterioridad a la representación.
Los actores solo lo van siguiendo.
Todo ha estado previsto de antemano: su finalidad, los personajes que intervendrán y los decorados adecuados.
Es como diseñar una casa y después construirla siguiendo los planos.
El personaje va decidiendo, padeciendo y disfrutando... porque no sabe lo que le depara el futuro ni la finalidad ultima de sus vivencias.
Hasta que llega el momento en que alcanza el nivel de comprensión suficiente, así está previsto en el guion... es el momento en el que comprende que en realidad es el actor y no el personaje... lo mismo que ocurre en las obras de teatro de nuestra realidad
El personaje es una ilusión a la que el actor le da momentáneamente vida.
Es entonces cuando, sin recordar lo que le depara en el futuro la obra, lo acepta.
Se adapta a lo que le va sucediendo... y lo disfruta.
Es imprescindible que el personaje no conozca la obra, para que la ilusión parezca real.
Imagínate como te sentirías, como actuarias, que motivación tendrías, si tu y todos los personajes conocierais siempre de antemano todo lo que te ha de ocurrir... sin poder cambiarlo.
Damos vida a nuestros personajes sabiéndonos todo el guion, la finalidad que se persigue, y con quien compartimos el reparto.
En nuestro llamado mundo real, decimos que el buen actor es aquel que se mete tanto en su personaje que nos creemos totalmente la ilusión.
Pero por más que el personaje parezca real... no deja de ser una manifestación del actor que le da vida momentáneamente.
El teatro es pura ficción.
Digamos que, como actores, intentamos seguir lo más fielmente que podemos el guion.
Cuando acabe la función y repasemos nuestra actuación, tomaremos conciencia del nivel de fidelidad.
Como personaje estoy viviendo una trepidante aventura que desconozco como se ira desarrollando.
Ya comprendo que este mundo lo percibo como yo soy, por lo tanto es mi reflejo.
Ya comprendo que, en realidad, soy el actor que esta representando una parte de la ilusión.
Ya comprendo que la ilusión tiene un punto final.
Ya comprendo que todo lo que se experimenta en el transcurso de la obra, se ira quedando almacenado, por siempre, en la memoria del actor que me da momentánea vida, enriqueciéndole.
Me veo como una ola que esta tomando conciencia de que, en realidad no soy una ola... la ola es una ilusión... la realidad es que siempre he sido y seré el mar manifestándome en todo.
Te agradeceré comentes mis reflexiones, juntos aprendemos. Muchas gracias por tu atención.
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